Preparación y dirección de programas de culto

Raúl Alvarez Torrico

Resumen

Éste es un material introductorio a la preparación y dirección de programas de culto o programas de adoración en la iglesia cristiana evangélica. Se empieza desarrollando criterios acerca del significado y la importancia del culto, la importancia de una correcta y adecuada dirección, además de los requisitos y características que todo director debería tener. Posteriormente se habla acerca de la estructura general de un programa de adoración y sus varios elementos. Se dan también algunos consejos prácticos para el desenvolvimiento de cada uno de los mencionados elementos y se concluye analizando algunos de los errores más comunes en la dirección de un programa.

Este material se enmarca en el concepto de una liturgia y doctrina conservadoras buscando un equilibrio adecuado entre lo tradicional y lo nuevo. Buscando además apegarse lo más genuinamente posible a la doctrina y liturgia conservadora de la Unión Cristiana Evangélica (U.C.E.)

Introducción

Dirigir a la congregación en la ministración o adoración a Dios es al mismo tiempo un gran privilegio y una gran responsabilidad, la cual no se debe tomar a la ligera. Toda tarea que implique presidir a la iglesia en cualquier capacidad, implica necesariamente la responsabilidad de dar cuentas al Señor. Si ayudamos a la edificación de la iglesia seremos aprobados, pero si somos de tropiezo seremos reprendidos por Dios.

La dirección de un programa de culto o adoración es demasiado importante como para tratarla de manera superficial, desorganizada o improvisada. Para desempeñarla bien se necesita tener un mínimo criterio doctrinal acerca de su importancia y significado. Una verdad generalmente ignorada es que todo director está en posición de influir sustancialmente en la congregación, ya sea positiva o negativamente. Y lo hace, incluso sin ser necesariamente consciente de ello. No es una exageración decir que el director en el proceso de dirigir el programa, de manera indirecta está enseñando a la congregación no solamente liturgia, sino también doctrina. Puesto que ambas cosas son inseparables.

Para una introducción a conceptos litúrgicos básicos está disponible en este sitio web el material: "Principios fundamentales de liturgia". Se recomienda consultar dicho material antes de seguir adelante con el presente desarrollo.

Importancia de la dirección en el culto

La dirección del programa de adoración es sumamente importante porque a través de ella podemos afirmar una liturgia Bíblica y adecuada para la iglesia, o a través de ella la podemos debilitar. Por este motivo, es importante que el director esté adecuadamente equipado en tres áreas principales:

1. Sólida formación doctrinal

Esto no implica necesariamente que tenga estudios formales de teología, pero debe ser un creyente con un sólido cimiento Bíblico. Es recomendable que esté mínimamente capacitado en principios fundamentales de liturgia, tenga también un sólido conocimiento de las doctrinas fundamentales (teología sistemática) y además esté familiarizado con la liturgia y prácticas recomendadas de la denominación (en nuestro caso la U.C.E.)

Todo lo anteriormente mencionado es importante porque el director debe demostrar una interpretación doctrinal correcta y un conocimiento adecuado de la liturgia y prácticas de la iglesia y la denominación cuando se dirige a la congregación. Por ejemplo, no con poca frecuencia se escucha a directores en el programa comentar, mencionar o interpretar pasajes Bíblicos o enseñanzas erróneamente o fuera de contexto. Recordemos lo dicho anteriormente, que el director enseña directa o indirectamente a la congregación, incluso si lo hace inconcientemente.

En vista de lo mencionado, los candidatos más aptos para la dirección del programa de adoración son en principio los mismos ancianos, diáconos, maestros de la escuela dominical, líderes de ministerios, pastores y otros hermanos con aptitud y madurez. Sin embargo, lo ideal es que otros hermanos que no estén saturados de trabajo con otros cargos ayuden con al dirección, siempre y cuando reúnan los requisitos.

2. Capacitación práctica en preparación y dirección de programas

La preparación y dirección de programas tiene sus peculiaridades, las cuales obviamente todo director debe conocer. Es importante conocer por ejemplo cuales son los elementos principales y secundarios del culto, cual es la forma más adecuada de desarrollar cada uno de estos elementos, cómo distribuir el tiempo del programa adecuadamente, qué palabras y expresiones es mejor evitar en la dirección, cómo salvar imprevistos que a veces se presentan, etc.

El propósito principal de este material es justamente desarrollar este tópico, lo cual haremos más adelante terminando esta parte introductoria.

3. Expresión verbal y oratoria

Es importante que el director sepa expresarse verbalmente de forma adecuada. Que sepa hablar claramente, con voz firme y con buena dicción. Debe también demostrar soltura y comodidad en su expresión corporal y sus ademanes. Un principio empírico de la dirección es que la congregación tiende a imitar al director. Si el director se ve incómodo y nervioso, la congregación tiende a ponerse incómoda y nerviosa también. Pero si el director se ve cómodo y tranquilo, esa misma actitud se ve reflejada en la congregación.

Para una introducción rápida a este tema muy pronto estará disponible en este sitio web el material: "Introducción a la expresión verbal y oratoria".

Cómo preparar y dirigir un programa

La dirección de un servicio de adoración en iglesias conservadoras puede llegar a ser muy distinta a la que se practica en iglesias pentecostales-carismáticas. En esta parte se desarrollarán consejos para preparar y dirigir programas desde una perspectiva de la liturgia y doctrina conservadoras.

Sin duda alguna aprender a dirigir bien un programa es el resultado de un proceso de capacitación y preparación, así como de mucha experiencia práctica. Proceso en el cual se cometen aciertos y errores, y se aprende gradualmente de ellos.

Responsabilidades del director

El director de programa es parte del liderazgo litúrgico en la iglesia y tiene a su cargo la ejecución del culto o celebración litúrgica. Por tal motivo su desempeño adecuado es sumamente importante.

Para un desarrollo del concepto de "liderazgo litúrgico" está disponible en este sitio web el material: "Principios fundamentales de liturgia".

Algunas de sus funciones son las siguientes:

Requisitos y características del director

Estructura de un programa de culto

Un programa de culto consta de varios elementos que pueden ser principales o secundarios.

Elementos principales

En el programa de adoración se consideran como elementos principales a aquellos que generalmente no deben faltar debido a que han sido establecidos Bíblicamente como imprescindibles para la celebración del culto y la vida de la iglesia en general:

La predicación de la Palabra, la lectura Bíblica, la oración, la Cena del Señor, el recojo de ofrendas y diezmos, el canto o alabanza congregacional.

Elementos secundarios

Los siguientes son elementos secundarios debido a que no son obligatorios en el culto y no son parte imprescindible de una liturgia Bíblica, sino que más bien obedecen a una determinación práctica que cada congregación hace según sus necesidades propias e idiosincracia:

Los testimonios, los números especiales (presentaciones musicales, recitaciones, poesías, dramatizaciones, etc.), los anuncios, bienvenidas y cumpleaños, etc.

Por causa de la división de los elementos del culto entre principales y secundarios, se recomienda dividir el tiempo del programa en dos partes: un segmento formal y otro segmento informal.

Segmento Formal

El segmento formal está conformado por los elementos principales del programa y debe revestir de la solemnidad y formalidad que el caso amerita. Esto es importante a fin de conservar un enfoque Teocéntrico en el culto congregacional. Por tanto, en este segmento se deben desarrollar los siguientes elementos:

  1. Oración inicial —que puede ser de invocación y confesión.
  2. Lectura de la Palabra de Dios.
  3. Tiempo de canto congregacional.
  4. Predicación de la Palabra de Dios.
  5. Celebración de la Cena del Señor —si corresponde.
  6. Recojo de ofrendas y diezmos.
  7. Oración de agradecimiento y bendición.

El modelo presentado arriba no es rígido y puede variarse si es necesario dentro de lo que sea razonable. Por ejemplo se puede intercalar más de una lectura Bíblica corta entre el resto de los elementos del programa o entre los himnos y cánticos de alabanza. Esto último ayudaría por ejemplo a que la Palabra sea oída en abundancia por la congregación, lo cual es muy provechoso.

Segmento Informal

El segmento informal generalmente obedece más a la necesidad de una interacción social en la congregación, la ministración de dones y talentos, así como la gestión interna de la iglesia:

  1. Testimonios y números especiales (presentaciones musicales, recitaciones y poesías, dramatizaciones, etc.)
  2. Bienvenida y cumpleaños.
  3. Anuncios.
  4. Otros.
  5. Oración final

Algunos podrían argumentar que los testimonios y números especiales también deberían formar parte del segmento formal. Parece no haber razones de peso a favor o en contra de ello, sin embargo es opinión del autor que dichos elementos son más apropiados para segmento informal.

Consejos prácticos para cada elemento del programa

Elementos principales (segmento formal)

1. Oración inicial —que puede ser de invocación y confesión.

"Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos." Isaías 6:5

"Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador." Lucas 5:8

En la práctica, por causa del tiempo limitado no todos estos elementos pueden ser incluidos en una sola oración, sin embargo se los puede alternar de un programa a otro.

2. Lectura de la Palabra de Dios

3. Tiempo de canto o alabanza congregacional

En esta parte se usarán los términos "alabanzas", "himnos" y "cánticos" indistintamente para describir el repertorio de canciones que se cantan congregacionalmente.

Un desarrollo detallado de parámetros sugeridos para la selección de repertorio está disponible en este sitio web en el material: "Parámetros para la selección de música congregacional".

4. Lecturas adicionales de la Palabra de Dios

Si el tiempo lo permite se pueden intercalar lecturas cortas de la Palabra entre los otros elementos del programa o entre los cánticos del tiempo de canto congregacional.

5. Predicación de la Palabra de Dios

6. Celebración de la Cena del Señor

7. Recojo de ofrendas, donativos y diezmos

7.1 Ofrendas

"En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir." Hechos 20:35

"Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir." Lucas 6:38

"Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia." 2 Corintios 8:7

7.2 Diezmos

8. Oración de bendición final

La oración final es así mismo otra oportunidad más de expresar gloria, honra y gratitud a Dios. Nuevamente se debe recalcar que el contenido doctrinal de la oración es importante porque cuando el director u otra persona encargada ora, indirectamente enseña a la congregación cómo orar. En esta oración se puede tomar en cuenta lo siguiente:

No es necesario incluir todos estos elementos el mismo día, pues se los puede alternar de un programa a otro.

Elementos secundarios (segmento informal)

1. Bienvenida y cumpleaños

2. Anuncios

3. Testimonios y números especiales

3.1 Números especiales

3.2 Testimonios

Imprevistos en el programa

Errores comunes de un director

Llegar tarde al culto.

El director que llega tarde al culto —salvo esporádicamente y por un motivo justificable— es un mal ejemplo para la congregación. Falla además en dar honra a Dios.

Empezar tarde el programa.

Un error muy común es pensar que se debe esperar a los impuntuales antes de empezar el programa. El centro de atención del culto es Dios, no los hombres. Es deber moral de toda la congregación presentarse puntualmente en el templo para el inicio del culto. El Señor siempre está presente a la hora acordada para recibir el tributo de adoración que la iglesia le debe, aunque algunos creyentes que no muestran la reverencia debida lleguen tarde.

Llegar esporádicamente tarde es razonable, pues a veces se presentan imprevisto que escapan del control de los creyentes. Sin embargo, aquellos que lo hacen por costumbre probablemente no entienden el significado y propósito real del programa de culto o adoración.

Por todo lo mencionado anteriormente, el director siempre debe empezar puntualmente el programa de culto con la cantidad de hermanos que haya. Líderes y maestros de escuela dominical junto con sus familias deben ser ejemplo de puntualidad para el resto de la iglesia.

Improvisar el programa.

Se debe tener el programa escrito en papel o en formato digital. Más aún, el director debe pensar y preparar con anticipación lo que va decir. Es muy recomendable tener además un guión escrito con las palabras de presentación para cada número —sobre todo para directores principiantes. Esto ayuda a que el programa sea más natural y fluido. Sólo los directores muy experimentados improvisan sus comentarios sobre la marcha y lo hacen sin divagar o extenderse demasiado.

También se debe coordinar adecuadamente cada número de programa con las personas que participan para que todo salga bien, no dejando nada a la improvisación.

Dejarse llevar por el estado anímico.

Un buen director no deja que su mal estado de ánimo influya en la dirección del programa, sea que tenga preocupaciones o problemas. El director debe tener autocontrol para no dejar que su estado anímico influya negativamente en el programa. Por contrapartida, un estado anímico de alborozo o alegría excesiva puede también influir negativamente. A veces cuando uno está demasiado alegre tiende a tomarlo todo por broma y reír todo el tiempo.

Preguntar a la congregación "¿por qué están tristes?"

No se debe juzgar el estado anímico de la congregación basándose en el semblante o la apariencia externa porque a veces podemos cometer el error de confundir la paz y tranquilidad con tristeza. Que los hermanos no estén sonrientes todo el tiempo no significa que estén tristes. Tampoco es requisito indispensable que la congregación esté todo el tiempo feliz y contenta para que el culto sea bueno. Hay momentos en la vida del creyente en que la tristeza y el pesar son muestras más genuinas de adoración que la alegría. No todos los creyentes experimentamos las mismas cosas al mismo tiempo.

Es mejor evitar comentarios negativos como éste que solo desaniman a quienes de todos modos están gozosos —aunque no estén sonrientes— y enfocarse más bien en hablar positivamente. Después de todo, a veces la congregación sólo refleja el estado anímico del director.

Tampoco se debe tratar de imitar la forma de culto de otras iglesias buscando respuestas emocionales de la congregación. No tratar de imitar lo que se ve en los videos de otras iglesias pentecostales–carismáticas, no incitar a que los hermanos se comporten como en esos videos. No es apropiado porque la UCE es conservadora en su doctrina y su liturgia.

Regañar a la congregación.

A veces, por no controlar su estado anímico algunos directores cometen el error de desquitar sus frustraciones con los hermanos de la iglesia mientras dirigen el programa. Haciendo comentarios de mal gusto como: "¡Qué pasa hermanos, por qué no cantan más fuerte! ¡Si no vinieron a alabar al Señor entonces a qué vinieron!"

Demás está decir que frases como ésas son inapropiadas. Contrariamente a la creencia popular, en el culto de adoración la congregación ejerce un rol más protagónico que el director, quien solamente está realizando un servicio de facilitación a través de la dirección. La congregación merece respeto porque es el Cuerpo de Cristo.

Hacerse el muy gracioso, exagerar con las bromas.

El culto de adoración es un tributo reverente a un Dios Majestuoso. Ocasionalmente se puede ser simpático y ofrecer a la congregación una broma de buen gusto para distender. Pero sin deshonrar el culto a Dios, el cual es sagrado.

"Predicarle" a la congregación —dar mucho discurso.

Hacer una (muy) corta exhortación o dar unas palabras de ánimo o reflexión a la congregación de vez en cuando no es malo, pero que el director de un segundo mensaje no es inapropiado. Ya existe un predicador asignado para dar el mensaje, la única labor del director es dirigir.

El director no está para predicar, para dar su testimonio, para dar su número especial, o alguna otra cosa similar.

Hablar demasiado de uno mismo

Que el director comparta esporádica y brevemente alguna experiencia personal no es malo. Pero no es apropiado dar “testimonios” personales largos y detallados fuera del programa preparado. El culto no es una plataforma para que el director dé a conocer sus experiencias personales. Aunque su intención sea buena, va en contra de su labor asignada y del verdadero significado del culto.

Hablar demasiado suave o pausado.

Es importante hablar con voz fuerte y clara, articulando bien las palabras. Cuando se usa micrófono es importante que la posición y la dirección de éste estén ajustados apropiadamente. El director debe tratar de mantener contacto visual con la congregación la mayor parte del tiempo mirando siempre adelante. Debe evitar la tendencia de mirar todo el tiempo sus notas, o a veces el suelo o el techo por causa del nerviosismo.

Si tiene la tendencia a hablar muy pausado por no saber qué decir, es recomendable preparar un guión por escrito con las frases de introducción más importantes para cada punto del programa. Por ejemplo, si el primer número del programa es la oración inicial, puede poner por escrito las palabras y frases que usará para dar el saludo inicial a la congregación e invitarla a inclinar sus rostros para la oración. Si lo escribe con anticipación exactamente como lo quisiera decir, en el culto es cuestión de leerlo directamente de la forma más natural posible y acotar sobre la marcha.

No traer su Biblia.

A pesar de que hoy en día existen aplicaciones para dispositivos móviles que reemplazan a la Biblia impresa en papel, sin embargo se recomienda que el director todavía suba dirigir cargando una Biblia impresa, tal como lo hacen aún la mayoría de los predicadores. 

Extenderse demasiado

Es importante cumplir con el horario programado. Terminar tarde es tan malo como empezar tarde.

Se debe ser ágil en el desarrollo del programa y no estancarse en un elemento del mismo más de lo necesario. Extenderse o divagar demasiado en comentarios sólo logrará que los hermanos se cansen y que vayan perdiendo el interés y la concentración.

Cuando existe la tendencia de divagar demasiado por no saber qué decir, es recomendable prepararse un guión con frases de presentación o transición razonablemente cortas. Luego, en la dirección simplemente limitarse a leer y complementar si fuera necesario.

No tener las letras de los cánticos a mano.

A menos que los conozca de memoria o pueda leer de algún lugar. No se ve bien que el director no cante o al menos articule las palabras de las alabanzas que él mismo pide a la congregación cantar.

Hacer cantar a la congregación canciones no preparadas.

Si se trata de enseñar nuevos cánticos, es mejor prepararlos de antemano con los músicos y aprenderse bien la canción para poder enseñar a los hermanos.

Tratar de sobresalir —ser el "solista".

Especialmente aquellos directores que tengan cierta afección por el canto, deben tener cuidado de no parecer que quieren llamar la atención con su habilidad vocal. Es muy agradable ser dirigidos por un director que canta bien, pero el director no debe olvidar que su labor principal es dirigir el canto congregacional, que es lo que Dios espera oír de su iglesia en el culto. No es dar una presentación como solista.

Tratar de manipular a la congregación.

Obligando o prohibiendo ciertas cosas. El ambiente del culto debe desarrollarse con naturalidad dando a los hermanos la libertad de participar como ellos deseen dentro de lo que es apropiado y sin salirse del marco de nuestra liturgia conservadora. Por ejemplo se debe dar libertad de elección respecto a usar o no las palmas, ponerse de pie o sentarse, cerrar o no cerrar los ojos, levantar o no las manos, etc. No es bueno obligar a los hermanos a hacer aquello no sienten en su corazón hacer. Por contrapartida, tampoco es bueno coartar una expresión espontánea sincera, siempre que no sea inapropiada.

Si se trata de animar a los hermanos, es mejor usar expresiones neutrales como: "Cante de pie, si desea" o "use las palmas si Ud. quiere" o "cantemos más fuerte para el Señor", etc. No se debe usar expresiones que ridiculicen o incomoden a la congregación. Por ejemplo: "Si ama al Señor entonces cante más fuerte", o "parece que se están muriendo... ¿qué acaso no desayunaron?", o "dése la vuelta y dígaselo al hermano de al lado", etc. Frases como éstas son inapropiadas para un director.

No arreglarse de acuerdo a la ocasión.

Si se trata de dirigir un programa que por naturaleza es más informal —por ejemplo un culto juvenil—  no es tan importante la forma de vestirse o arreglarse, siempre y cuando el director esté razonablemente presentable. Pero si se trata del programa dominical de adoración, o algún otro programa especial de aniversario, campaña evangelística, culto de acción de gracias, etc. es importante que el director se arregle de acuerdo a la ocasión. La vestimenta formal y apropiada puede variar de una iglesia a otra y de un contexto a otro. Por ejemplo, puede ser diferente para iglesias de la ciudad que para iglesias del área rural o el campo.

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Este material está en constante revisión y complementación.

Versión 0.2 (15-02-25)

Versión 0.1 (07-01-24)