Preparación y dirección de programas de culto
Raúl Alvarez Torrico
Resumen
Éste es un material introductorio a la preparación y dirección de programas de culto o programas de adoración en la iglesia cristiana evangélica. Se empieza desarrollando criterios acerca del significado y la importancia del culto, la importancia de una correcta y adecuada dirección, además de los requisitos y características que todo director debería tener. Posteriormente se habla acerca de la estructura general de un programa de adoración y sus varios elementos. Se dan también algunos consejos prácticos para el desenvolvimiento de cada uno de los mencionados elementos y se concluye analizando algunos de los errores más comunes en la dirección de un programa.
Este material se enmarca en el concepto de una liturgia y doctrina conservadoras buscando un equilibrio adecuado entre lo tradicional y lo nuevo. Buscando además apegarse lo más genuinamente posible a la doctrina y liturgia conservadora de la Unión Cristiana Evangélica (U.C.E.)
Introducción
Dirigir a la congregación en la ministración o adoración a Dios es al mismo tiempo un gran privilegio y una gran responsabilidad, la cual no se debe tomar a la ligera. Toda tarea que implique presidir a la iglesia en cualquier capacidad, implica necesariamente la responsabilidad de dar cuentas al Señor. Si ayudamos a la edificación de la iglesia seremos aprobados, pero si somos de tropiezo seremos reprendidos por Dios.
La dirección de un programa de culto o adoración es demasiado importante como para tratarla de manera superficial, desorganizada o improvisada. Para desempeñarla bien se necesita tener un mínimo criterio doctrinal acerca de su importancia y significado. Una verdad generalmente ignorada es que todo director está en posición de influir sustancialmente en la congregación, ya sea positiva o negativamente. Y lo hace, incluso sin ser necesariamente consciente de ello. No es una exageración decir que el director en el proceso de dirigir el programa, de manera indirecta está enseñando a la congregación no solamente liturgia, sino también doctrina. Puesto que ambas cosas son inseparables.
Para una introducción a conceptos litúrgicos básicos está disponible en este sitio web el material: "Principios fundamentales de liturgia". Se recomienda consultar dicho material antes de seguir adelante con el presente desarrollo.
Importancia de la dirección en el culto
La dirección del programa de adoración es sumamente importante porque a través de ella podemos afirmar una liturgia Bíblica y adecuada para la iglesia, o a través de ella la podemos debilitar. Por este motivo, es importante que el director esté adecuadamente equipado en tres áreas principales:
1. Sólida formación doctrinal
Esto no implica necesariamente que tenga estudios formales de teología, pero debe ser un creyente con un sólido cimiento Bíblico. Es recomendable que esté mínimamente capacitado en principios fundamentales de liturgia, tenga también un sólido conocimiento de las doctrinas fundamentales (teología sistemática) y además esté familiarizado con la liturgia y prácticas recomendadas de la denominación (en nuestro caso la U.C.E.)
Todo lo anteriormente mencionado es importante porque el director debe demostrar una interpretación doctrinal correcta y un conocimiento adecuado de la liturgia y prácticas de la iglesia y la denominación cuando se dirige a la congregación. Por ejemplo, no con poca frecuencia se escucha a directores en el programa comentar, mencionar o interpretar pasajes Bíblicos o enseñanzas erróneamente o fuera de contexto. Recordemos lo dicho anteriormente, que el director enseña directa o indirectamente a la congregación, incluso si lo hace inconcientemente.
En vista de lo mencionado, los candidatos más aptos para la dirección del programa de adoración son en principio los mismos ancianos, diáconos, maestros de la escuela dominical, líderes de ministerios, pastores y otros hermanos con aptitud y madurez. Sin embargo, lo ideal es que otros hermanos que no estén saturados de trabajo con otros cargos ayuden con al dirección, siempre y cuando reúnan los requisitos.
2. Capacitación práctica en preparación y dirección de programas
La preparación y dirección de programas tiene sus peculiaridades, las cuales obviamente todo director debe conocer. Es importante conocer por ejemplo cuales son los elementos principales y secundarios del culto, cual es la forma más adecuada de desarrollar cada uno de estos elementos, cómo distribuir el tiempo del programa adecuadamente, qué palabras y expresiones es mejor evitar en la dirección, cómo salvar imprevistos que a veces se presentan, etc.
El propósito principal de este material es justamente desarrollar este tópico, lo cual haremos más adelante terminando esta parte introductoria.
3. Expresión verbal y oratoria
Es importante que el director sepa expresarse verbalmente de forma adecuada. Que sepa hablar claramente, con voz firme y con buena dicción. Debe también demostrar soltura y comodidad en su expresión corporal y sus ademanes. Un principio empírico de la dirección es que la congregación tiende a imitar al director. Si el director se ve incómodo y nervioso, la congregación tiende a ponerse incómoda y nerviosa también. Pero si el director se ve cómodo y tranquilo, esa misma actitud se ve reflejada en la congregación.
Para una introducción rápida a este tema muy pronto estará disponible en este sitio web el material: "Introducción a la expresión verbal y oratoria".
Cómo preparar y dirigir un programa
La dirección de un servicio de adoración en iglesias conservadoras puede llegar a ser muy distinta a la que se practica en iglesias pentecostales-carismáticas. En esta parte se desarrollarán consejos para preparar y dirigir programas desde una perspectiva de la liturgia y doctrina conservadoras.
Sin duda alguna aprender a dirigir bien un programa es el resultado de un proceso de capacitación y preparación, así como de mucha experiencia práctica. Proceso en el cual se cometen aciertos y errores, y se aprende gradualmente de ellos.
Responsabilidades del director
El director de programa es parte del liderazgo litúrgico en la iglesia y tiene a su cargo la ejecución del culto o celebración litúrgica. Por tal motivo su desempeño adecuado es sumamente importante.
Para un desarrollo del concepto de "liderazgo litúrgico" está disponible en este sitio web el material: "Principios fundamentales de liturgia".
Algunas de sus funciones son las siguientes:
Velar por que el tipo de liturgia determinado por la iglesia y la denominación se respete en el culto.
Velar por que el programa de culto se lleve a cabo de forma responsable y ordenada.
Preparar el programa con la ayuda del director del ministerio de música o alabanza —además de otros líderes designados si fuera el caso— distribuyendo adecuadamente el tiempo asignado al programa entre todos sus elementos.
Coordinar anticipadamente con todas las personas y ministerios que participan en el programa.
Ejecutar el programa velando por la puntualidad, el orden y reverencia apropiados.
Resolver adecuadamente cualquier imprevisto que se presente en el desarrollo del programa.
Manejar prudentemente cualquier tipo de interrupciones o comportamiento inapropiado en el desarrollo del programa.
Ayudante de dirección. En caso que amerite es recomendable que el director sea asistido por un ayudante (por ejemplo, un diácono, diaconisa o ujier) para ayudarle a coordinar las actividades del culto y resolver imprevistos.
Requisitos y características del director
- Ser miembro bautizado, en plena comunión con Dios y con comprobada madurez doctrinal y conocimiento Bíblico. Es importante que el director no sea neófito en la Palabra.
- Contar con la aprobación del liderazgo litúrgico de la iglesia —es decir, pastores/obispos/ancianos.
- Practicar con regularidad las disciplinas del estudio de la Palabra y la oración.
- Debe ser un verdadero adorador (Jn. 4:24). No se puede dirigir a la congregación en una adoración a Dios en espíritu y en verdad a menos que uno mismo lo haga. Es importante recordar en este punto que la verdadera adoración no es cantar, sino llevar una vida de obediencia y devoción a Dios, así como de buen testimonio.
- Ser responsable, puntual y ordenado, mostrando una ética de trabajo ministerial que sirva como ejemplo para toda la congregación. No acostumbrado a la improvisación.
- Debe ser de espíritu afable, diligente y con buena actitud.
- Haber recibido el entrenamiento mínimo necesario en un taller de liturgia y dirección.
- Es deseable que tenga facilidad de palabra y un entrenamiento básico en expresión verbal y oratoria.
- En base a los estatutos de la iglesia y la denominación, debe ser necesariamente varón para dirigir programas centrales de culto o adoración. Otros programas menos formales o de ministerios de apoyo (sociedad de jóvenes, damas, etc.) pueden ser dirigidos también por damas.
- Si al mismo tiempo va dirigir el canto, debe ser capaz de llevar la melodía, tono y ritmo correctamente. Pero si hay músicos especialmente designados para guiar con la entonación musical, no es necesario.
Estructura de un programa de culto
Un programa de culto consta de varios elementos que pueden ser principales o secundarios.
Elementos principales
En el programa de adoración se consideran como elementos principales a aquellos que generalmente no deben faltar debido a que han sido establecidos Bíblicamente como imprescindibles para la celebración del culto y la vida de la iglesia en general:
La predicación de la Palabra, la lectura Bíblica, la oración, la Cena del Señor, el recojo de ofrendas y diezmos, el canto o alabanza congregacional.
Elementos secundarios
Los siguientes son elementos secundarios debido a que no son obligatorios en el culto y no son parte imprescindible de una liturgia Bíblica, sino que más bien obedecen a una determinación práctica que cada congregación hace según sus necesidades propias e idiosincracia:
Los testimonios, los números especiales (presentaciones musicales, recitaciones, poesías, dramatizaciones, etc.), los anuncios, bienvenidas y cumpleaños, etc.
Por causa de la división de los elementos del culto entre principales y secundarios, se recomienda dividir el tiempo del programa en dos partes: un segmento formal y otro segmento informal.
Segmento Formal
El segmento formal está conformado por los elementos principales del programa y debe revestir de la solemnidad y formalidad que el caso amerita. Esto es importante a fin de conservar un enfoque Teocéntrico en el culto congregacional. Por tanto, en este segmento se deben desarrollar los siguientes elementos:
- Oración inicial —que puede ser de invocación y confesión.
- Lectura de la Palabra de Dios.
- Tiempo de canto congregacional.
- Predicación de la Palabra de Dios.
- Celebración de la Cena del Señor —si corresponde.
- Recojo de ofrendas y diezmos.
- Oración de agradecimiento y bendición.
El modelo presentado arriba no es rígido y puede variarse si es necesario dentro de lo que sea razonable. Por ejemplo se puede intercalar más de una lectura Bíblica corta entre el resto de los elementos del programa o entre los himnos y cánticos de alabanza. Esto último ayudaría por ejemplo a que la Palabra sea oída en abundancia por la congregación, lo cual es muy provechoso.
Segmento Informal
El segmento informal generalmente obedece más a la necesidad de una interacción social en la congregación, la ministración de dones y talentos, así como la gestión interna de la iglesia:
- Testimonios y números especiales (presentaciones musicales, recitaciones y poesías, dramatizaciones, etc.)
- Bienvenida y cumpleaños.
- Anuncios.
- Otros.
- Oración final
Algunos podrían argumentar que los testimonios y números especiales también deberían formar parte del segmento formal. Parece no haber razones de peso a favor o en contra de ello, sin embargo es opinión del autor que dichos elementos son más apropiados para segmento informal.
Consejos prácticos para cada elemento del programa
Elementos principales (segmento formal)
1. Oración inicial —que puede ser de invocación y confesión.
- Esta oración la puede hacer el director o algún otro hermano invitado por él, en coordinación y con la anticipación debida. Quien guíe en oraciones congregacionales de este tipo debe ser preferiblemente un hermano o hermana maduros y con una sólida base doctrinal. No es recomendable que lo hagan hermanos nuevos en la fe. Las oraciones congregacionales deben reflejar una correcta teología en todo lo que se menciona puesto que el resto de la iglesia aprende también a orar escuchando e imitando estas oraciones, especialmente los creyentes más nuevos.
- La intención de quien ora es importante porque es imitada por el resto de la congregación. Debe ser reverente, invocativa y suplicativa. No se oye bien que el que ora se dirija a Dios como lo haría a un ser humano común y corriente, sin la reverencia debida. Pues si bien Dios es amor, es también fuerte y temible. Es imposible para un ser humano que está plenamente consciente de la presencia de Dios hablarle con informalidad y desenfado.
"Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos." Isaías 6:5
"Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador." Lucas 5:8
- Debe guiar a la congregación en la confesión y exaltación de la grandeza y majestad de Dios reconociendo su poderío y soberanía.
- Debe guiar a la congregación en arrepentimiento y confesión de pecados.
- Debe expresar gratitud por el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz para el perdón de pecados y la salvación de la humanidad.
- Debe contener algunos elementos del "Padre Nuestro" (Mt. 6:9–13):
- Santificar el nombre del Señor.
- Pedir por el pronto retorno de Cristo y el establecimiento de su reino.
- Pedir que la voluntad de Dios se cumpla en el cielo y la tierra.
- Gratitud a Dios por el sustento diario.
- Pedir por el perdón por nuestros pecados.
- Invocar la protección de Dios contra la tentación y Satanás.
- Declarar que el reino, el poder y la gloria son de Dios por toda la eternidad.
- Debe dedicar el programa de adoración para la gloria de Dios.
En la práctica, por causa del tiempo limitado no todos estos elementos pueden ser incluidos en una sola oración, sin embargo se los puede alternar de un programa a otro.
2. Lectura de la Palabra de Dios
- Se recomienda elegir pasajes que mencionen las bondades de la Palabra y las recompensas de escuchar, repetir y obedecer las enseñanzas de Dios.
- También se pueden elegir pasajes que hablen del sacrificio expiatorio de Cristo para el perdón de nuestros pecados y de las promesas para los redimidos.
- Pasajes que mencionen el compromiso de la iglesia con la evangelización y las misiones.
- Se puede dar lectura a un pasaje Bíblico sugerido por el predicador y relacionado al tema de su mensaje.
- Se recomienda variar en la forma de la lectura de un programa a otro. Se pueden considerar las siguientes sugerencias:
- El director lee en voz alta y la congregación sigue con la vista.
- El director y la congregación leen al unísono.
- El director invita a un(a) hermano(a) a realizar la lectura.
- El director y la congregación leen alternadamente versículo por versículo.
- La congregación lee alternadamente entre varones y mujeres.
- Concluyendo la lectura el director puede decir: "Que el Señor añada bendición por su Palabra leída. Amén", o “Demos gracias al Señor por su Palabra. Amén”, o "Es Palabra de Dios. Amén", o algo similar. Es importante animar a la congregación a decir el "amén" de respuesta en voz alta.
3. Tiempo de canto o alabanza congregacional
En esta parte se usarán los términos "alabanzas", "himnos" y "cánticos" indistintamente para describir el repertorio de canciones que se cantan congregacionalmente.
Los himnos y cánticos deben poseer un contenido teológico doctrinal correcto, aprobado por el liderazgo litúrgico de la iglesia y por la denominación.
Se recomienda buscar un equilibrio en cuanto al género musical respecto a los himnos y cánticos, más aún si la congregación incluye a hermanos de habla castellana y quechua (o cualquier otro idioma autóctono), jóvenes y mayores.
Un desarrollo detallado de parámetros sugeridos para la selección de repertorio está disponible en este sitio web en el material: "Parámetros para la selección de música congregacional".
Se recomienda que en lo posible el contenido temático de los himnos y cánticos esté relacionado con el tema de la predicación. Si bien no de todos, al menos de algunos.
Antes de cada himno o cántico, si el tiempo lo permite, el director puede leer un versículo de la Biblia que apoye su contenido. Alternativamente, puede hacer un pequeño comentario acerca del contenido central del mismo para animar a la congregación a reflexionar y a enfocarse en el mensaje de la letra. Es muy importante no extenderse demasiado —no más de medio minuto por himno o cántico. Cuando el tiempo disponible es corto se puede obviar esto e incluso "enganchar" dos himnos o cánticos consecutivamente.
El director debe animar a la congregación a "cantar con el entendimiento" (1 Co. 14:15) y en voz alta, recordándoles que el canto congregacional es un tributo al Dios majestuoso.
Se recomienda acomodar todas las alabanzas en un mismo segmento del programa, pero se puede intercalar con los otros elementos del programa si se prefiere.
No es recomendable tener en pie a la congregación durante todo el tiempo de la alabanza congregacional. Se recomienda alternar la interpretación de los cánticos de pie y luego sentados. Por ejemplo, se pueden cantar los dos primeros cánticos de pie, luego los dos siguientes sentados. Aunque para algunos cantar de pie puede ser una señal de reverencia, sin embargo es bueno aclarar a la congregación que estar de pie no es obligatorio. Puesto que algunas personas prefieren estar sentadas por motivo de salud, por la edad, o por simple elección personal.
No se debe forzar ni prohibir el uso de las palmas, el levantar las manos o cualquier otro tipo de gesto corporal dentro de lo razonable. El director lo puede solicitar a la congregación aclarando que la participación es voluntaria. Pero no se debe enfatizar demasiado en el uso de los gestos corporales mencionados, pues no es propio de la liturgia y doctrina de la denominación.
No está permitido imitar la forma de culto de otras iglesias o denominaciones que no son afines, por ejemplo la pentecostal–carismática. La danza y ciertas coreografías —incluyendo los saltos que son una forma de danza— los gritos de júbilo, etc. no están permitidos en el desarrollo del servicio de adoración en nuestra denominación.
No se ve bien que el director no conozca la letra de las alabanzas que pide a la congregación cantar. Por esto es recomendable que el director tenga a mano las letras de todas las alabanzas, a menos que las sepa correctamente de memoria. Esto incluso si hay otros hermanos músicos encargados de guiar en el canto. No se ve bien que el director al menos no articule las palabras del cántico que se canta.
No se debe dar demasiado tiempo a las alabanzas en desmedro de la predicación de la Palabra. Si el tiempo es corto, es mejor sacar del programa una o dos alabanzas en vez de quitarle tiempo a la predicación.
En la iglesia conservadora el canto congregacional es central en la alabanza, por lo cual se debe velar por que un exagerado volumen de los instrumentos musicales no impida que las voces de la congregación se escuchen claramente. También se debe mantener el volumen general de los equipos e instrumentos en un nivel razonable de tal modo que no cause molestias a los vecinos, especialmente en horarios nocturnos.
4. Lecturas adicionales de la Palabra de Dios
Si el tiempo lo permite se pueden intercalar lecturas cortas de la Palabra entre los otros elementos del programa o entre los cánticos del tiempo de canto congregacional.
5. Predicación de la Palabra de Dios
- El director debe coordinar anticipadamente con el predicador (uno o más días antes) respecto del tiempo que requerirá para el desarrollo de su mensaje. Se recomienda disponer para la predicación un tiempo de 40–60 minutos a fin de que el predicador pueda desarrollar apropiadamente su tema.
- El tiempo de la predicación jamás debe ser acortado o reducido exageradamente para dar más tiempo a la alabanza o a cualquier otro elemento del programa. La enseñanza de la Palabra es uno de los elementos más importantes del culto porque es la base fundamental para el discipulado Bíblico (Mt. 28:20, Hch. 2:42). El programa debe estar ordenado de tal forma que el mensaje de la Palabra tenga el tiempo requerido para su desarrollo.
- Generalmente es la responsabilidad de pastores y ancianos el invitar a los predicadores, más aún si son de otra iglesia. Si esta responsabilidad alguna vez es encomendada al director, éste debe estar seguro de la idoneidad de la persona a quien invita. Y por último, debe obtener el visto bueno del pastor o ancianos de la iglesia antes de confirmar al invitado.
- Si el predicador va usar recursos audiovisuales o de otro tipo, esto debe ser coordinado con anticipación antes del culto y facilitado por el director de manera ordenada y responsable.
- El director debe recibir en la tarima al predicador con un saludo cordial estrechándole la mano. Debe también cerciorarse de que el micrófono esté bien acomodado y que nada le falte antes de abandonar la tarima.
- En lo posible se debe proveer al predicador de una botella o vaso de agua.
6. Celebración de la Cena del Señor
- La celebración de la Cena del Señor es otro elemento sumamente importante del culto. Su tiempo de realización tampoco debe ser acortado innecesariamente.
- La Cena del Señor es un acto simbólico con un significado profundo. Es el recordatorio y la celebración de la victoria final de Cristo en la cruz en contra de Satanás, el pecado y la muerte (Lc. 22:19–20, 1 Co. 11:24-26, He. 2:14, 1 Co. 15:26). De la redención de Adán y sus descendientes por parte de Jesucristo, este segundo Adán que es nuestro Hermano Mayor (He. 2:11–12, 17) y nuestro Salvador (1 Co. 15:21–22).
- Es la conmemoración del cumplimiento de todas las profecías dadas por Dios que fueron anunciadas por Dios desde el jardín de Edén cuando prometió que la descendencia de Adán y Eva —Jesús— heriría a la serpiente (Satanás) en la cabeza (Gn. 3:15). Luego a través de David dijo también a Jesús: "Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies." (Sal. 110:1). Y finalmente Jesús declaró que todas las profecías se habían cumplido y declaró además su victoria en la cruz cuando dijo: "Consumado es" (Jn. 19:30).
- Por consiguiente la Cena del Señor implica la celebración de la formidable obra de Dios para la redención del hombre y su creación. Obra que ni los ángeles del cielo podrán jamás experimentar ni entender plenamente pues ha sido reservada por Dios exclusivamente para los hombres (He. 2:16, Sal. 8:4–5, He. 2:5–8, 1 Pe. 1:12), cuyo eco de celebración resonará eternamente. Éste es el significado profundo es la Cena del Señor que celebramos el cual no debe ser menoscabado en la celebración del culto.
- De pasajes ya mencionados (Lc. 22:19–20, 1 Co. 11:24-26, He. 2:14, 1 Co. 15:26) se extracta que el pan y el vino como símbolos a su vez transmiten significados muy importantes. Por este motivo para la Cena del Señor se recomienda usar extracto de uva real —vino, que puede ser mezclado con agua— y pan no leudado. Esto no es obligatorio, pero acentúa los significados simbólicos. Después de todo, en el contexto Bíblicamente correcto sólo el fruto de la vid simboliza apropiadamente la sangre de Cristo derramada por nosotros (Mt. 26:28–29) y sólo el pan no leudado simboliza apropiadamente el cuerpo de Cristo partido por nosotros (Mt. 26:17). Por otra parte, la levadura simboliza el pecado (1 Co. 5:7–8), por lo cual cabe preguntarse si usar pan leudado es apropiado. Sin embargo las tres cosas, el pan, el vino y la levadura son solamente símbolos después de todo.
7. Recojo de ofrendas, donativos y diezmos
7.1 Ofrendas
"En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir." Hechos 20:35
"Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir." Lucas 6:38
"Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia." 2 Corintios 8:7
- El dar con generosidad se muestra claramente enfatizado en la iglesia apostólica primitiva. Ofrendar para los necesitados es un propósito que se enfatiza en la Biblia (Lc. 6:38, Hch. 20:35, 2 Cor. 8:7, Pr. 22:9). Por otra parte, la iglesia también necesita recursos para apoyar la obra de la predicación del evangelio y el sostenimiento materialmente de los servicios en la iglesia.
- Por consiguiente, el director debe enfatizar a la congregación la importancia de ofrendar. Antes del recojo se puede leer un pasaje Bíblico que haga referencia a ello.
- Se recomienda también que el director aclare que la ofrenda es voluntaria, sobre todo para las visitas.
- Se puede cantar un himno o cántico relacionado con ofrendar al Señor.
- La oración de agradecimiento por la ofrenda recogida la puede hacer el director u otro hermano o hermana, a petición de éste. En la oración de agradecimiento:
- Se debe dedicar la ofrenda recogida a Dios.
- Agradecer por la bendición y provisión recibida de Dios.
- Rogar que Dios supla las necesidades espirituales y materiales de su iglesia.
7.2 Diezmos
- Algunos argumentan que el diezmo no es obligatorio para los cristianos porque no estamos bajo el pacto Mosaico, sin embargo la práctica del diezmo precede a dicho pacto. Un ejemplo claro de esto es el diezmo practicado por Abraham cuando voluntariamente lo presentó a Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo.
- El diezmo en la Unión Cristiana Evangélica (U.C.E.) es una práctica obligatoria para todos sus miembros a fin de ser considerados como miembros plenos, con derecho a voz y voto en las asambleas, además de ser elegibles para el liderazgo y el desempeño ministerial. Cuando un creyente se une voluntariamente como miembro a una iglesia local que pertenece a la U.C.E., implícitamente hace un compromiso de diezmar fielmente.
- En este sentido es bueno que el director de vez en cuando anime a la congregación a cumplir con el compromiso del diezmo.
8. Oración de bendición final
La oración final es así mismo otra oportunidad más de expresar gloria, honra y gratitud a Dios. Nuevamente se debe recalcar que el contenido doctrinal de la oración es importante porque cuando el director u otra persona encargada ora, indirectamente enseña a la congregación cómo orar. En esta oración se puede tomar en cuenta lo siguiente:
- Alabar y exaltar el nombre de Dios.
- Agradecer por la enseñanza de su Palabra recibida.
- Agradecer nuevamente por el sacrificio redentor de Cristo en la cruz.
- Orar por la salvación de las familias no creyentes de la zona donde se encuentra la iglesia. Orar por las autoridades locales y nacionales (1 Ti. 2:1-4).
- Incluir también uno o varios elementos del "Padre Nuestro" —ya mencionados anteriormente.
No es necesario incluir todos estos elementos el mismo día, pues se los puede alternar de un programa a otro.
Elementos secundarios (segmento informal)
1. Bienvenida y cumpleaños
- Es importante no olvidarse de dar la bienvenida a las visitas si hubieran.
- Generalmente es mejor pedir que los hermanos que trajeron una visita sean los que la presenten a la iglesia. Esto es generalmente más cómodo para la misma visita. El director puede decir por ejemplo: "Si algún hermano trajo una visita, por favor si podría presentarla a la iglesia...", etc.
- A continuación se puede preguntar si alguna visita que vino sola quisiera ponerse de pie para presentarse, aclarando que no está obligada a hacerlo. Esto para evitar poner presión social sobre las visitas. Algunas personas tienen miedo de hablar en público y más si se encuentran en ambientes que son nuevos.
- Por otra parte se debe respetar el derecho a la privacidad de quienes no quieran presentarse o hablar en público. Algunos no creyentes no se animan a entrar a las iglesias por miedo a que se les exponga públicamente. Si bien es cierto también que a otras personas les agrada cuando se las reconoce y saluda en público.
- Para visitas que se han presentado solas se puede pedir a un diácono o líder que le estreche la mano a nombre de la iglesia —varón con varón, mujer con mujer, preferiblemente de edades similares para minimizar la posibilidad de incomodidad en la visita. Por ejemplo, si la visita es mujer es mejor que otra mujer la salude y no un varón, y viceversa.
2. Anuncios
- Deben ser cortos y directos. Sólo se debe hacer énfasis en anuncios importantes o de actividades especiales. Si el tiempo es corto, se pueden obviar los anuncios regulares que se repiten cada semana.
- Para mejor provecho del tiempo, algunos anuncios se los puede dar asincrónicamente mediante comunicación electrónica o impresa. Por ejemplo, mediante las redes sociales de la iglesia.
- No es recomendable aceptar anuncios de último momento después de iniciado el programa, a menos que sea estrictamente necesario. Si ése es el caso, se debe buscar sobre la marcha la aprobación del pastor y/o ancianos.
- No se deben recibir anuncios de personas desconocidas o ajenas a la iglesia que se presenten sobre la marcha del programa. O anuncios de hermanos de la iglesia que no cuenten con previa aprobación del pastor o ancianos.
- No es recomendable cederle la palabra a una visita para dar testimonio o algún número especial sobre la marcha. A mucha insistencia se puede permitir cuando mucho que de un saludo breve a la congregación.
- Si hay un anuncio de último momento o cualquier otro imprevisto, ante cualquier duda el director puede incluso pedir permiso a la congregación para bajar de la tarima y consultar con calma con el pastor o ancianos antes de proceder.
3. Testimonios y números especiales
Todos los testimonios y números especiales deben estar aprobados por el pastor y/o ancianos de la iglesia antes de incluirlos en el programa.
En lo posible, el pastor y/o ancianos deben conocer de antemano el contenido del testimonio o de las canciones a interpretar en los números especiales para estar seguro de que dicho contenido es doctrinalmente correcto.
Se debe coordinar con anticipación el tiempo requerido para cada testimonio y/o número especial recomendando a los participantes respetar ese tiempo asignado.
Personas no creyentes no pueden participar protagónicamente en los elementos del programa (por ejemplo en números musicales, dirigiendo la oración, la lectura de la Palabra, etc.) Sólo como parte del pleno de la congregación.
Tampoco es recomendable dejar participar con testimonios y números especiales a miembros pasivos que vuelven de mucho tiempo o hermanos de otras iglesias sin la autorización del pastor y/o ancianos.
No es recomendable ceder la palabra a un creyente o una visita para dar su testimonio sobre la marcha del programa y sin la aprobación de los líderes. Si la persona insiste, se puede sin embargo permitir que ella se limite solamente a dar un saludo breve.
3.1 Números especiales
- Números especiales son: presentaciones musicales, recitaciones, poesías, repetición de versículos, dramatizaciones, etc.
- Las personas que vayan a presentar números especiales deben ser miembros activos de la iglesia en plena comunión con Dios o invitados de otras iglesias con el aval de sus líderes.
- No creyentes sólo pueden participar en números especiales en casos muy particulares. Por ejemplo, como parte de una clase de escuela dominical con el resto del grupo y bajo la supervisión responsable del maestro a cargo. Otras excepciones especiales deben primeramente ser aprobadas por el pastor y/o ancianos de la iglesia.
- Se debe coordinar con la debida anticipación cualquier accesorio requerido (micrófonos, cables, pedestales, escenografía, cortinas, etc.) para no extenderse en el programa por causa de la improvisación.
3.2 Testimonios
Cuando una persona da testimonio público, ésta describe lo que ella entiende acerca de cuál ha sido la obra de la salvación de Dios en su vida. Por esto es importante que dicha persona posea un entendimiento razonable de doctrinas tales como: el pecado, la depravación total del hombre, el juicio de Dios, la salvación, la gracia y soberanía de Dios, etc. De otro modo probablemente no será capaz de interpretar correctamente su propia experiencia espiritual, y por lo tanto no será capaz de explicar correctamente a la iglesia su experiencia de salvación.
Por ejemplo, en algunos casos de nuevos creyentes que dan su testimonio, al escucharles se evidencia más una especie de jactancia de la mala vida que llevaron, en vez de un genuino pesar por su pecado. Lo cual demuestra que probablemente no ha habido un arrepentimiento y conversión genuina.
Por este motivo y contrariamente a lo que a veces se piensa, los mejores candidatos para dar testimonio no son los creyentes nuevos, sino aquellos que ya tengan cierta antigüedad en el camino del Señor. Creyentes que estén en comunión plena con Dios, que estén bien cimentados doctrinalmente y que hayan demostrado cierto progreso en el camino de la madurez espiritual. El testimonio es edificante sólo si la persona lo circunscribe a un entendimiento correcto de las experiencias que ha tenido y con una base doctrinal correcta. Lo cual es un poco difícil de hacer para un recién convertido.
Cualquier creyente puede solicitar al liderazgo dar su testimonio, pero es privilegio y responsabilidad de los líderes el dar la autorización final. Pues la persona que da testimonio influye en la audiencia de manera directa o indirecta al dar opiniones que directa o indirectamente se relacionan con elementos doctrinales —aunque no se lo proponga concientemente. Por lo cual el liderazgo espiritual de la iglesia —pastores/obispos/ancianos— debe estar siempre dispuesto a velar por una buena enseñanza e influencia espiritual y doctrinal en la iglesia.
Imprevistos en el programa
- Si se registra una conducta inapropiada por parte de alguna visita, el programa debe ser detenido hasta que el asunto sea resuelto pidiendo la ayuda del pastor y los ancianos de la iglesia.
- Si ocurre un corte de energía eléctrica o la falla de algún equipo, el director debe tener algún plan de reserva o estrategia para proseguir con el programa.
- Es recomendable tener un botiquín de primeros auxilios en el templo, junto con pañuelos desechables.
- Si por algún motivo el predicador no se hace presente, el director debe coordinar con otro anciano, pastor o maestro de la iglesia para reemplazar al predicador sobre la marcha.
- En casos muy extremos cuando no haya un reemplazo más apropiado, el director mismo debe estar dispuesto a tomar el lugar del predicador. Para ello es recomendable tener siempre a mano un bosquejo de predicación.
Errores comunes de un director
Llegar tarde al culto.
El director que llega tarde al culto —salvo esporádicamente y por un motivo justificable— es un mal ejemplo para la congregación. Falla además en dar honra a Dios.
Empezar tarde el programa.
Un error muy común es pensar que se debe esperar a los impuntuales antes de empezar el programa. El centro de atención del culto es Dios, no los hombres. Es deber moral de toda la congregación presentarse puntualmente en el templo para el inicio del culto. El Señor siempre está presente a la hora acordada para recibir el tributo de adoración que la iglesia le debe, aunque algunos creyentes que no muestran la reverencia debida lleguen tarde.
Llegar esporádicamente tarde es razonable, pues a veces se presentan imprevisto que escapan del control de los creyentes. Sin embargo, aquellos que lo hacen por costumbre probablemente no entienden el significado y propósito real del programa de culto o adoración.
Por todo lo mencionado anteriormente, el director siempre debe empezar puntualmente el programa de culto con la cantidad de hermanos que haya. Líderes y maestros de escuela dominical junto con sus familias deben ser ejemplo de puntualidad para el resto de la iglesia.
Improvisar el programa.
Se debe tener el programa escrito en papel o en formato digital. Más aún, el director debe pensar y preparar con anticipación lo que va decir. Es muy recomendable tener además un guión escrito con las palabras de presentación para cada número —sobre todo para directores principiantes. Esto ayuda a que el programa sea más natural y fluido. Sólo los directores muy experimentados improvisan sus comentarios sobre la marcha y lo hacen sin divagar o extenderse demasiado.
También se debe coordinar adecuadamente cada número de programa con las personas que participan para que todo salga bien, no dejando nada a la improvisación.
Dejarse llevar por el estado anímico.
Un buen director no deja que su mal estado de ánimo influya en la dirección del programa, sea que tenga preocupaciones o problemas. El director debe tener autocontrol para no dejar que su estado anímico influya negativamente en el programa. Por contrapartida, un estado anímico de alborozo o alegría excesiva puede también influir negativamente. A veces cuando uno está demasiado alegre tiende a tomarlo todo por broma y reír todo el tiempo.
Preguntar a la congregación "¿por qué están tristes?"
No se debe juzgar el estado anímico de la congregación basándose en el semblante o la apariencia externa porque a veces podemos cometer el error de confundir la paz y tranquilidad con tristeza. Que los hermanos no estén sonrientes todo el tiempo no significa que estén tristes. Tampoco es requisito indispensable que la congregación esté todo el tiempo feliz y contenta para que el culto sea bueno. Hay momentos en la vida del creyente en que la tristeza y el pesar son muestras más genuinas de adoración que la alegría. No todos los creyentes experimentamos las mismas cosas al mismo tiempo.
Es mejor evitar comentarios negativos como éste que solo desaniman a quienes de todos modos están gozosos —aunque no estén sonrientes— y enfocarse más bien en hablar positivamente. Después de todo, a veces la congregación sólo refleja el estado anímico del director.
Tampoco se debe tratar de imitar la forma de culto de otras iglesias buscando respuestas emocionales de la congregación. No tratar de imitar lo que se ve en los videos de otras iglesias pentecostales–carismáticas, no incitar a que los hermanos se comporten como en esos videos. No es apropiado porque la UCE es conservadora en su doctrina y su liturgia.
Regañar a la congregación.
A veces, por no controlar su estado anímico algunos directores cometen el error de desquitar sus frustraciones con los hermanos de la iglesia mientras dirigen el programa. Haciendo comentarios de mal gusto como: "¡Qué pasa hermanos, por qué no cantan más fuerte! ¡Si no vinieron a alabar al Señor entonces a qué vinieron!"
Demás está decir que frases como ésas son inapropiadas. Contrariamente a la creencia popular, en el culto de adoración la congregación ejerce un rol más protagónico que el director, quien solamente está realizando un servicio de facilitación a través de la dirección. La congregación merece respeto porque es el Cuerpo de Cristo.
Hacerse el muy gracioso, exagerar con las bromas.
El culto de adoración es un tributo reverente a un Dios Majestuoso. Ocasionalmente se puede ser simpático y ofrecer a la congregación una broma de buen gusto para distender. Pero sin deshonrar el culto a Dios, el cual es sagrado.
"Predicarle" a la congregación —dar mucho discurso.
Hacer una (muy) corta exhortación o dar unas palabras de ánimo o reflexión a la congregación de vez en cuando no es malo, pero que el director de un segundo mensaje no es inapropiado. Ya existe un predicador asignado para dar el mensaje, la única labor del director es dirigir.
El director no está para predicar, para dar su testimonio, para dar su número especial, o alguna otra cosa similar.
Hablar demasiado de uno mismo
Que el director comparta esporádica y brevemente alguna experiencia personal no es malo. Pero no es apropiado dar “testimonios” personales largos y detallados fuera del programa preparado. El culto no es una plataforma para que el director dé a conocer sus experiencias personales. Aunque su intención sea buena, va en contra de su labor asignada y del verdadero significado del culto.
Hablar demasiado suave o pausado.
Es importante hablar con voz fuerte y clara, articulando bien las palabras. Cuando se usa micrófono es importante que la posición y la dirección de éste estén ajustados apropiadamente. El director debe tratar de mantener contacto visual con la congregación la mayor parte del tiempo mirando siempre adelante. Debe evitar la tendencia de mirar todo el tiempo sus notas, o a veces el suelo o el techo por causa del nerviosismo.
Si tiene la tendencia a hablar muy pausado por no saber qué decir, es recomendable preparar un guión por escrito con las frases de introducción más importantes para cada punto del programa. Por ejemplo, si el primer número del programa es la oración inicial, puede poner por escrito las palabras y frases que usará para dar el saludo inicial a la congregación e invitarla a inclinar sus rostros para la oración. Si lo escribe con anticipación exactamente como lo quisiera decir, en el culto es cuestión de leerlo directamente de la forma más natural posible y acotar sobre la marcha.
No traer su Biblia.
A pesar de que hoy en día existen aplicaciones para dispositivos móviles que reemplazan a la Biblia impresa en papel, sin embargo se recomienda que el director todavía suba dirigir cargando una Biblia impresa, tal como lo hacen aún la mayoría de los predicadores.
Extenderse demasiado
Es importante cumplir con el horario programado. Terminar tarde es tan malo como empezar tarde.
Se debe ser ágil en el desarrollo del programa y no estancarse en un elemento del mismo más de lo necesario. Extenderse o divagar demasiado en comentarios sólo logrará que los hermanos se cansen y que vayan perdiendo el interés y la concentración.
Cuando existe la tendencia de divagar demasiado por no saber qué decir, es recomendable prepararse un guión con frases de presentación o transición razonablemente cortas. Luego, en la dirección simplemente limitarse a leer y complementar si fuera necesario.
No tener las letras de los cánticos a mano.
A menos que los conozca de memoria o pueda leer de algún lugar. No se ve bien que el director no cante o al menos articule las palabras de las alabanzas que él mismo pide a la congregación cantar.
Hacer cantar a la congregación canciones no preparadas.
Si se trata de enseñar nuevos cánticos, es mejor prepararlos de antemano con los músicos y aprenderse bien la canción para poder enseñar a los hermanos.
Tratar de sobresalir —ser el "solista".
Especialmente aquellos directores que tengan cierta afección por el canto, deben tener cuidado de no parecer que quieren llamar la atención con su habilidad vocal. Es muy agradable ser dirigidos por un director que canta bien, pero el director no debe olvidar que su labor principal es dirigir el canto congregacional, que es lo que Dios espera oír de su iglesia en el culto. No es dar una presentación como solista.
Tratar de manipular a la congregación.
Obligando o prohibiendo ciertas cosas. El ambiente del culto debe desarrollarse con naturalidad dando a los hermanos la libertad de participar como ellos deseen dentro de lo que es apropiado y sin salirse del marco de nuestra liturgia conservadora. Por ejemplo se debe dar libertad de elección respecto a usar o no las palmas, ponerse de pie o sentarse, cerrar o no cerrar los ojos, levantar o no las manos, etc. No es bueno obligar a los hermanos a hacer aquello no sienten en su corazón hacer. Por contrapartida, tampoco es bueno coartar una expresión espontánea sincera, siempre que no sea inapropiada.
Si se trata de animar a los hermanos, es mejor usar expresiones neutrales como: "Cante de pie, si desea" o "use las palmas si Ud. quiere" o "cantemos más fuerte para el Señor", etc. No se debe usar expresiones que ridiculicen o incomoden a la congregación. Por ejemplo: "Si ama al Señor entonces cante más fuerte", o "parece que se están muriendo... ¿qué acaso no desayunaron?", o "dése la vuelta y dígaselo al hermano de al lado", etc. Frases como éstas son inapropiadas para un director.
No arreglarse de acuerdo a la ocasión.
Si se trata de dirigir un programa que por naturaleza es más informal —por ejemplo un culto juvenil— no es tan importante la forma de vestirse o arreglarse, siempre y cuando el director esté razonablemente presentable. Pero si se trata del programa dominical de adoración, o algún otro programa especial de aniversario, campaña evangelística, culto de acción de gracias, etc. es importante que el director se arregle de acuerdo a la ocasión. La vestimenta formal y apropiada puede variar de una iglesia a otra y de un contexto a otro. Por ejemplo, puede ser diferente para iglesias de la ciudad que para iglesias del área rural o el campo.
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Este material está en constante revisión y complementación.
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