Parámetros para la selección de música congregacional

Raúl Alvarez Torrico

Raúl Alvarez Torrico

Resumen

En este artículo se discuten parámetros fundamentales para la selección de himnos, coros, cánticos y música en general a ser usada en la celebración del programa de adoración o culto en la iglesia Cristiana conservadora.

Se empieza por definir primeramente conceptos básicos de liturgia. Luego se desarrollan seis parámetros fundamentales para la selección de música congregacional, presentando también sugerencias prácticas —aunque no exhaustivas— de su aplicación.

¿Qué es liturgia?

"Liturgia" entendido de forma simple, es el orden y forma con que se lleva a cabo la celebración o ministración del culto de adoración a Dios en la iglesia Cristiana. Éste incluye la realización de actos específicos solemnes —llamados también formales— y no solemnes o informales.

En palabras simples, la liturgia es el servicio o la ministración de la adoración a Dios a través de palabras y acciones. Es todo lo que se dice y se hace en el servicio de adoración. Es el conjunto de todas las actividades realizadas de inicio a fin destinadas a rendir culto y adoración al Creador.

Elementos de la liturgia

La liturgia está constituida por ciertos elementos que para propósitos de análisis pueden ser divididos en dos clases:

Elementos principales

Que son: La predicación o enseñanza de la Palabra, la lectura bíblica, la oración, la Cena del Señor, la alabanza, el recojo de ofrendas y diezmos.

Cada uno de estos elementos tiene una importancia y significado central en la Biblia que no se deben desestimar.

Elementos secundarios

Son: Los testimonios, los anuncios, los "números especiales" —por ejemplo, presentaciones musicales, recitaciones, poesías, dramatizaciones— los anuncios, bienvenidas y cumpleaños, etc.

Estos son elementos prescindibles los cuales nunca deben superar en importancia y atención a los elementos primarios mencionados arriba.

Establecimiento de la liturgia

Los ancianos y pastor, como líderes espirituales de la iglesia responsables de la enseñanza doctrinal y su edificación espiritual, son los encargados de determinar una liturgia Bíblicamente correcta y apropiada para la iglesia. Esto en base a un análisis y estudio sólido de los principios Bíblicos y una correcta exégesis de la Palabra.

Dichos líderes deben tomar también en cuenta los postulados doctrinales de la iglesia —conocidos también como "declaración de fe"— así como los estatutos o reglamentos que organizan su desempeño. Entendiendo que los postulados doctrinales plasman la interpretación doctrinal de los misioneros/evangelistas que iniciaron la obra y constituyeron la iglesia. Y los estatutos o reglamentos reflejan la aplicación de dichos principios doctrinales a la organización institucional de la iglesia y su desempeño en el marco moral y ético de la Palabra.

En el artículo "La institucionalización de la iglesia Cristiana" (disponible muy pronto en este sitio web) se discuten los inicios históricos y causas de la institucionalización de la iglesia, las características de ésta, su necesidad inextricable y su inevitable asociación —aparentemente incompatible— con el carácter espiritual de la iglesia.

Es deber moral de ancianos y pastores delante de Dios el edificar sobre el mismo fundamento que pusieron estos fundadores o plantadores de la iglesia. Pues no está bien edificar una cosa distinta sobre fundamento ajeno (Ro. 15:20). Dicho fundamento está constituido por las doctrinas fundamentales de la declaración de fe y —muy importante también— su marco de interpretación teológica.


Marcos de interpretación teológica

En este material nos referiremos con esta frase a las formas o corrientes de interpretación teológica asociadas con el Cristianismo protestante. Particularmente tres: el conservadurismo teológico, el liberalismo teológico y el pentecostalismo carismático.


Por otra parte, los postulados doctrinales de una iglesia por supuesto que debe estar también acordes con los de la denominación a la que pertenece. Por lo tanto, los líderes también deben tomar en cuenta los postulados doctrinales y los estatutos o reglamentos de la denominación. En nuestro caso la Unión Cristiana Evangélica (U.C.E.) [1] Entendiendo que una iglesia perteneciente a una determinada denominación ha sido plantada por miembros de esa denominación. O que dicha iglesia, posteriormente a su fundación, se ha unido voluntariamente a la denominación porque concuerda con sus postulados doctrinales y su forma de organización plasmada en los estatutos o reglamentos internos.

Música congregacional

En este material usaremos el término "música congregacional" para referirnos a los himnos, cánticos, coros, etc. que se usan en la liturgia de la iglesia para toda actividad en general y particularmente para el culto y servicio congregacional a Dios. Y usaremos también el termino "alabanzas" para englobar a los mencionados himnos, cánticos, coros, etc. En algunas instancias usaremos la palabra "liturgia" para hacer referencia específicamente a la música y la alabanza.

Para la selección de la música congregacional a usarse en la liturgia de la iglesia Cristiana es importante tomar en cuenta los siguientes parámetros:

1. La Palabra de Dios
2. La línea doctrinal y litúrgica de la denominación
3. La música congregacional propia de la denominación
4. La doctrina de la iglesia, organización y/o persona que la promueve
5. La idoneidad y el testimonio del autor y/o promotor
6. Los aspectos inadvertidos de la producción y promoción musical

Elaboremos a continuación cada uno de ellos.

1. La Palabra de Dios

La Palabra de Dios es la máxima autoridad que rige la vida del Cristiano y de la iglesia. Por lo tanto, cualquier doctrina, mensaje, contenido, testimonio, forma de expresión, forma de vida, etc. expresada en la música congregacional, que contradiga la Palabra de manera directa o indirecta debería excluirse de la liturgia.

Aplicación de este parámetro

Cualquier alabanza que en el contenido de su letra contradiga o tergiverse la enseñanza Bíblica debe excluirse de la liturgia. Salta a simple vista que es la letra de la canción o alabanza la que probablemente muestre de forma más directa una concordancia o contradicción con la Palabra. Sin embargo, cabe notar también que existen otros aspectos subjetivos que pueden también contradecir —aunque de manera indirecta— el espíritu o sentido de la enseñanza Bíblica. Por ejemplo, la melodía, la armonía, el ritmo, la instrumentación, etc. pueden ser usados para manipular a las personas y llevarlas a ciertos estados mentales o de ánimo inapropiados. La música (melodía, armonía, ritmo) tiene un lenguaje subjetivo propio, el cual puede ser usado para transmitir sentimientos no solamente buenos, sino también malos. Como por ejemplo, lujuria y provocación sexual, rebeldía, desorden, caos, arrogancia, orgullo, etc. Por lo tanto, la música aunque sea subjetiva, puede llegar a adquirir un significado objetivo una vez que va asociada a una letra, una situación o circunstancia, una idea o sentimiento, una persona o grupo, etc. que le añada contexto. Este efecto subjetivo es ciertamente más difícil de determinar, pero en casos específicos tampoco es posible ignorarlo. Sin embargo se lo debe analizar con muchísimo cuidado, ejercitando mucha sabiduría y discernimiento.

Por otra parte es un hecho real que personas y grupos que promueven música cuya letra puede pasar sin mayores observaciones un examen de contenido doctrinal, sin embargo éstos en otras facetas de su desempeño promueven doctrinas erradas e incluso heréticas.

El artículo titulado "Música no recomendable para la alabanza" disponible en este sitio web contiene información acerca de algunas de estas iglesias y personas que sostienen enseñanzas heréticas y que al mismo tiempo ejercen una enorme influencia nociva en iglesias evangélicas de doctrina conservadora.

2. La línea doctrinal y litúrgica de la denominación

Los hermanos fundadores de la Unión Cristiana Evangélica (U.C.E) fundaron la denominación sobre la base doctrinal y teológica que ellos profesaban cuando levantaron esta obra. Por su confesión doctrinal, sabemos que esta denominación es conservadora. Y por supuesto, ellos fundaron la denominación con la intención de diseminar el mensaje del evangelio en base a ese marco teológico y doctrinal. Porque obviamente, no se planta una obra a fin de enseñar y propagar una doctrina diferente a la que uno profesa.

Otros plantadores de iglesias han levantado iglesias y denominaciones con una línea doctrinal diferente en mayor o menor grado a la de la U.C.E. Por ejemplo, están la iglesia Pentecostal-carismática, Asambleas de Dios, la iglesia Bautista, la iglesia Metodista, la iglesia Anglicana, la iglesia Luterana, etc. Estas denominaciones, en comparación con la U.C.E., tienen en mayor o menor grado diferencias doctrinales de forma y de fondo. En algunos casos, probablemente irreconciliables.

Por lo dicho antes y por un principio ético, es importante respetar la visión de los fundadores de nuestra denominación. Esto, para no edificar una cosa diferente sobre el fundamento puesto por otra persona (Ro. 15:20). La U.C.E. es una denominación conservadora desde su fundación, con una doctrina sana y acorde con una interpretación exegética correcta de la Palabra, y esto debe mantenerse por respeto a la obra de sus fundadores. Lo cual, sin embargo no impide que ciertos aspectos de forma (no de fondo) en su liturgia sean mejorados o modernizados. Siempre y cuando se lo haga con propósitos válidos, respetando su doctrina y a las instancias de liderazgo a cargo de determinar la liturgia, bajo un principio de sujeción. Por ejemplo, creemos que añadir música Cristiana contemporánea (música con instrumentos modernos) a la liturgia de la U.C.E. no tiene nada inherentemente malo, si se lo hace de forma equilibrada, respetando el contexto general de la denominación y bajo la dirección de un liderazgo doctrinalmente sólido y maduro.

Aplicación de este parámetro

Existen canciones o alabanzas que en el contenido de la letra contradicen de manera directa o indirecta —en mayor o menor grado— el cuerpo doctrinal o la forma de liturgia conservadora y tradicional que la denominación profesa. Después de un análisis exhaustivo y si el caso amerita, estas alabanza deben ser excluidas de la liturgia.

Estos son algunos ejemplos ilustrativos:

Un desarrollo detallado de contenidos doctrinales inapropiados en la alabanza se encuentra en el material "Música No Recomendable Para la Alabanza" disponible en este sitio web.

Para un desarrollo detallado de la confesión doctrinal de la unión Cristiana Evangélica puede referirse al "Compendio teológico de la U.C.E" y al "Manual de doctrinas y prácticas de la U.C.E."

3. La música congregacional propia de la denominación

Al hablar de una liturgia apropiada para la U.C.E. se debe partir necesariamente de la forma litúrgica primordial sobre la que la denominación ha sido fundada. Puesto que al seleccionar la música o alabanzas apropiadas para la liturgia de la denominación, no podemos excluir la música que tradicionalmente se ha usado en la denominación desde sus inicios.

Liturgia y doctrina son dos cosas que guardan una estrecha relación y son prácticamente inseparables. Cuando enseñamos liturgia, estamos enseñando indirectamente doctrina y cuando enseñamos doctrina, estamos enseñando liturgia. Por este motivo, la liturgia inevitablemente está ligada al tipo de teología que se enseña y se practica en la iglesia.

La liturgia de la U.C.E., al igual que su doctrina, es también conservadora desde los inicios de la denominación. No todo lo que es tradición es malo sólo por ser tradición; porque hay indudablemente tradiciones que son buenas y se deben mantener. La liturgia tradicional de la U.C.E. es rica porque atesora no sólo la música, sino también otros elementos litúrgicos que han sido enseñados y practicados a lo largo de toda la historia de la iglesia Cristiana. Existen elementos litúrgicos que se remontan a la época de la reforma protestante del siglo XVI, e incluso a épocas atrás, hasta el tiempo de la iglesia primitiva. La U.C.E. valora estos elementos y los conserva como parte de la tradición Cristiana universal, la cual no se debe desechar, sino más bien transmitir a las generaciones venideras.

Lo antiguo no es despreciable sólo por ser antiguo. Ciertos elementos de la liturgia tradicional histórica de la iglesia son dignos de conservar e imitar. Así como las enseñanzas, el buen ejemplo y buen testimonio de todos los hermanos que nos preceden desde siglos atrás. Es sumamente peligroso y contraproducente tratar de redefinir constantemente la liturgia de la iglesia preponderantemente en base a modas pasajeras, especialmente de índole musical. Los fundamentos doctrinales y litúrgicos de la iglesia Cristiana están basados en elementos que son inmutables con el paso del tiempo. Precisamente por esos es que somos una denominación "conservadora", porque creemos que hay cosas que definitivamente vale la pena conservar. Porque son cosas que a los ojos de Dios nunca cambian. Particularmente la doctrina, pero también la liturgia. Y sí, definitivamente hay tradiciones que siendo buenas, con toda seguridad son dignas de conservar. Una iglesia que de forma razonable y apegada a la Palabra no sigue la tradición universal Cristiana que se remonta incluso a la iglesia apostólica primitiva, es una iglesia que ha cortado sus raíces.

Música congregacional tradicional de la U.C.E.

Por su carácter conservador, la música congregacional propia de la Unión Cristiana Evangélica ha estado constituida desde sus inicios por los siguientes géneros musicales:

Hoy en día, la Música Cristiana Contemporánea como género, se ha introducido también en la denominación, lo cual no es necesariamente malo, siempre que se busque un adecuado equilibrio con la música tradicionalmente usada. Por consiguiente, al añadir repertorio moderno para alabanza congregacional en la denominación, no podemos hacerlo en desmedro del repertorio tradicional ya existente. Tampoco podemos hacerlo con la intención de reemplazar el repertorio tradicional dando preferencia exclusiva a uno que conste solamente de música moderna. Ambas cosas atentan contra el carácter y propósito de la denominación. No se debe ignorar que muchos creyentes eligen ser parte de una denominación conservadora porque quieren practicar una doctrina y liturgia conservadoras. De otro modo, elegirían una denominación diferente. Y éso explica también de alguna forma el por qué de la existencia de múltiples denominaciones. Para que los creyentes, en base a lo que su conciencia delante de Dios les dicta, elijan congregarse con otros creyentes que sostienen la misma línea doctrinal y practican el mismo tipo de liturgia.

Por otra parte, no se debe ignorar el hecho de que hoy por hoy, la gran mayoría de la música Cristiana contemporánea que se produce proviene de entornos pentecostales-carismáticos. Y con su música las iglesias pentecostales y carismáticas promueven paralelamente su propia forma de doctrina y liturgia. La cual en muchos casos claramente se contrapone con las de nuestra denominación. Y no es difícil notar que nuestra denominación hoy por hoy está siendo fuertemente influenciada no solo en su liturgia, sino también doctrinalmente a través del movimiento de la música Cristiana contemporánea. 

Aplicación de este parámetro

Se recomienda fuertemente no descuidar el uso del repertorio tradicional de la denominación. Mas aún, se debe promover ampliamente que las nuevas generaciones de creyentes en nuestras iglesias conozcan este repertorio y lo usen. Por este motivo, los himnos y coros tradicionales, así como los cánticos en idiomas autóctonos (por ejemplo Quéchua para la zona del valle) no deben faltar en la realización de los servicios de la iglesia.

Como regla práctica sugerida, el repertorio tradicional no debería ser menos del 50% de todas las alabanzas cantadas en cada servicio. Dicho de otro modo, el repertorio de música Cristiana contemporánea no debe superar en cantidad al repertorio tradicional, salvo en casos esporádicos. Sin embargo, esto depende también del contexto particular de cada iglesia. Por ejemplo, en el área rural se puede dar más preferencia a la música tradicional autóctona. En cambio en el área de las ciudades, muchos creyentes no conocen bien los idiomas autóctonos. De todos modos en ambos casos todavía se puede lograr un equilibrio que sea adecuado para cada iglesia local.

Por el uso amplio que históricamente se le ha dado al repertorio tradicional, y en base al carácter fundamental de la denominación, en principio no existe motivo para quitar del repertorio los himnos, coros o cánticos —incluyendo los de idioma autóctono— que ya son parte de la tradición litúrgica de la denominación. Excepto en casos muy específicos, en los que el contenido no se ajuste realmente con nuestros postulados doctrinales. En estos casos, y por el carácter de aprobación tácito o implícito del cual goza el repertorio tradicional en la denominación, se recomienda basar esta decisión en la guía o dirección del liderazgo regional y nacional de la denominación.

4. La doctrina de la iglesia, organización y/o persona que la promueve

Al usar la música de una iglesia, organización y/o persona, inevitablemente se promueve de forma directa o indirecta la doctrina de dicha iglesia, organización y/o persona. Esto por supuesto, se debe evitar por todos los medios si esa doctrina contradice las doctrinas fundamentales de nuestra denominación, mostrando discrepancias irreconciliables.

No se debe ignorar el hecho de que prácticamente todas las iglesias organizaciones y personas que producen y difunden música Cristiana lo hacen para diseminar su doctrina y ganar más adeptos para su grupo. No por nada, iglesias y/o denominaciones que invierten agresivamente en la producción y difusión de su música son las de más rápido crecimiento numérico a nivel mundial. Gracias específicamente y en gran parte a su producción musical. Por supuesto, este modelo de crecimiento cuantitativo no es necesariamente bueno o deseable, sobre todo si se deja del lado la Palabra de Dios y se abandona la sana doctrina. Es decir, si se ganan adeptos atrayéndoles con calidad musical y artística, y no con la Palabra de Dios.

Y si se trata de ganar adeptos, especialmente de entre otras iglesias de línea más conservadora, estas iglesias, organizaciones y personas de doctrina pentecostal-carismática no pondrán en su música contenido doctrinal que sea visiblemente controversial. Sino más bien aquel que no despierte sospecha en una audiencia Cristiana de creencias tradicionales y ortodoxas. Es así que estos autores pentecostales-carismáticos tienden a usar un contenido "neutral" en sus producciones musicales, el cual sin embargo contrasta severamente con la doctrina predicada y practicada en sus iglesias. Esta doctrina, lejos de ser conservadora como la nuestra, en varios casos contiene enseñanzas erradas y en otros contiene incluso herejías o enseñanzas que se acercan peligrosamente a la herejía. Lo cual es fácil de comprobar, por ejemplo comparando sus videos musicales con videos de sus predicaciones y enseñanzas. En el primer caso, la música y letra es inocua y de contenido neutral, fácilmente aceptable para ambientes de doctrina conservadora. En el segundo caso, sus predicaciones y enseñanzas están inundadas no sólo de teología pentecostal-carismática que contrasta visiblemente con la nuestra. Sino que en algunos casos dichas enseñanzas caen en flagrante herejía o se sitúan preocupantemente cercanas a ella.

Este es por ejemplo el caso de aquellos cantantes y músicos que sostienen y promueven las doctrinas de la "Nueva Reforma Apostólica", el llamado "Evangelio de la Prosperidad", "Palabra de Fe", el Ecumenismo, la teología de tinte liberal y posmodernista, etc. Y es un hecho innegable que hoy en día la gran mayoría de los autores de música Cristiana contemporánea de reconocida fama abrazan una o más de estas doctrinas y marcos teológicos.

Es así que su música se convierte en un "gancho" para atraer a personas hacia su iglesia y hacia su doctrina. Cristianos de otras denominaciones más conservadoras como la nuestra, primeramente son atraídos por la calidad de su música, la cual es innegablemente de alto nivel. Luego de ser atraídos por su música, se ven influenciados poco a poco con canciones de contenido doctrinal más propiamente pentecostal-carismático. Por ejemplo, algunas de estas canciones promueven de manera sutil enseñanzas de Palabra de Fe y el evangelio de la prosperidad, junto con una Cristología, Soteriología y Pneumatología propias de la doctrina pentecostal-carismática.

Se puede argumentar que sin lugar a dudas, una de las doctrinas más negativamente impactadas por el movimiento de la Música Cristiana Contemporánea pentecostal-carismática, es la Eclesiología. Puesto que la liturgia en sí es parte de la Eclesiología, una liturgia desconectada de una interpretación exegéticamente correcta de la Palabra tiene el potencial de afectar principios Eclesiológicos claves. Como por ejemplo: el significado de la iglesia, el propósito de la iglesia, el significado del culto congregacional de adoración, la importancia de la predicación expositiva de la Palabra, la celebración de la Cena del Señor y el significado correcto de la adoración, entre otros.

Luego, a raíz de su interés inicial en la música, algunos creyentes son con el tiempo atraídos a sus sermones y prédicas. Y es en ésta instancia en la que se ven plenamente expuestos a todo el bagaje doctrinal de dichos compositores, músicos y cantantes. Bagaje doctrinal que frecuentemente contiene herejías flagrantes como las enseñadas por el movimiento "Palabra de Fe". En estas condiciones, como es de esperarse, creyentes con un muy pobre cimiento doctrinal son lentamente adoctrinados para aceptar poco a poco y de manera sutil los dogmas pentecostales y carismáticos. Esto, incluso sin que ellos mismos se den cuenta.

Debido a esto, se ha vuelto bastante común ver en nuestras iglesias a creyentes invocar, casi como por reflejo y de forma axiomática algunas expresiones pentecostales-carismáticas. Como por ejemplo: "Llegar a la presencia de Dios por medio de la alabanza", "hacer guerra espiritual a través de la alabanza", "la iglesia es bendecida por la alabanza", "Dios, bendice estos instrumentos y estas alabanzas", "decláralo con fe", "recibir la unción de Dios por medio de la alabanza", "el Espíritu Santo desciende en medio de la alabanza", "el poder sanador y liberador de la alabanza", "alabanza de júbilo" (como eufemismo para la danza), etc. Mucho de lo cual, si se lo somete a un escrutinio cuidadoso, no forma realmente parte de la teología que nuestra denominación sostiene. Sino que forma parte del marco interpretativo que es propio del movimiento pentecostal-carismático. Pero por fuerza y acción de creyentes e incluso líderes y pastores que no ejercitan el discernimiento necesario, de forma sutil y como por costumbre ha ido haciéndose parte de nuestra práctica doctrinal y litúrgica. Y por esto sabemos que es fundamental entender claramente lo que mencionamos al principio: que la liturgia y la doctrina están profundamente ligadas. Que cuando enseñamos liturgia, estamos enseñando indirectamente doctrina, y viceversa.

Por otra parte —como es de esperarse— estos mismos cantantes de música Cristiana contemporánea y los pastores/lideres de sus iglesias desaprueban la línea doctrinal de las iglesias conservadoras como la nuestra, aunque no lo expresen públicamente. Por el mismo motivo por el que iglesias y denominaciones conservadoras como la nuestra desaprueban doctrinas controversiales que ellos sostienen. Lo cual es perfectamente razonable en ambos casos. Y cabe aclarar que no estamos negando el derecho que estas iglesias y denominaciones pentecostales-carismáticas tienen de practicar lo que ellos profesan. Simplemente estamos contrastando su doctrina con la nuestra, en el interés de que toda instancia del liderazgo en la iglesia local, así como el liderazgo regional y nacional de la denominación, vele por nuestra propia doctrina como es debido.

Entonces, cuando una iglesia canta las canciones de estas iglesias y movimientos pentecostales-carismáticos, está promoviendo de manera directa su música. Y al promover su música está promoviendo de manera indirecta  su doctrina. Y ésta es quizá la esencia del asunto cuando se trata de añadir música Cristiana contemporánea de autores, grupos y/o iglesias pentecostales-carismáticas a la liturgia de nuestra denominación. No podemos afirmar y sostener nuestra identidad teológica como denominación, si al mismo tiempo promovemos teología contrastante de otras denominaciones —al interior mismo de nuestras propias iglesias. Peor aún si esas enseñanzas teológicas son erradas. Mas aún por el contrario, como Cristianos tenemos la obligación delante de Dios, y por nuestra conciencia, de denunciar el error doctrinal en vez de propagarlo.

En este sentido, es deber ineludible de los líderes de nuestras iglesias y de nuestra denominación velar porque las ovejas que Dios puso a su cuidado no sean engañadas y seducidas por falsas doctrinas. Si bien no toda la música Cristiana contemporánea es mala en este sentido, hay indudablemente música Cristiana contemporánea que se está usando como un virtual "caballo de Troya" para introducir subrepticiamente doctrina y liturgia totalmente inapropiadas dentro de nuestras iglesias.

Aplicación de este parámetro

Existen básicamente dos formas de promoción de doctrinas ajenas a través de la música:

Promoción directa. Sucede cuando el contenido (letra) de la alabanza expresa de forma literal, figurativa o implícita doctrinas ajenas que no concuerdan con la nuestra.

Promoción indirecta. Incluso si el contenido doctrinal de una alabanza parece correcto, aún cabe considerar el caso de una "promoción doctrinal indirecta por asociación". Por ejemplo, cuando se canta en la iglesia una alabanza de un autor, grupo y/o iglesia pentecostal-carismática, incluso si la letra está bien, ésto puede dar lugar a que los miembros de la iglesia escuchen y canten otras alabanzas del mismo autor, cuya letra posiblemente promueve doctrinas erradas. También puede conducir a que los miembros de la iglesia escuchen mensajes y prédicas de dichos autores, grupos y/o iglesias pentecostales-carismáticas. Además, muchos de dichos autores y cantantes no sólo hacen música, sino que también predican y enseñan. Por lo tanto, lo dicho antes se puede calificar como una influencia doctrinal indirecta "por asociación". Lo cual dicho sea de paso, hoy por hoy ocurre de forma muy efectiva gracias al Internet y las redes sociales.

Cuando líderes de una iglesia aprueban cantar una alabanza de un determinado autor, grupo y/o iglesia, el mensaje implícito de los líderes para su congregación es que tal vez no habría por qué desconfiar de otras alabanzas del mismo autor, e incluso de sus prédicas y enseñanzas. Lo cual en muchos casos puede llegar a ser un grave error.

Entonces, incluso si la letra de una determinada alabanza parece correcta y pasa sin problemas la prueba de contenido doctrinal, todavía habrá que considerar su exclusión de nuestro repertorio cuando el autor, grupo y/o iglesia que la ha creado o la promueve está visiblemente asociado con doctrinas erróneas o quizás heréticas. En este sentido, se deberían excluir alabanzas de autores o iglesias que sostienen doctrinas erradas como Palabra de Fe, la Nueva Reforma Apostólica, el Evangelio de la Prosperidad, el Ecumenismo, etc.

Una relación más detallada de cantantes y músicos Cristianos que sostienen, o están relacionados con doctrinas erróneas o heréticas está disponible en la publicación "Música no recomendable para la alabanza" disponible en este mismo sitio web.

5. La idoneidad y el testimonio del autor, grupo y/o iglesia

En la conformación de la iglesia primitiva apostólica del Nuevo Testamento no existe el concepto de "ministerio de alabanza" o "ministerio de música". Sucede lo mismo con otros ministerios de la iglesia moderna. Por ejemplo, la escuela dominical, la sociedad de jóvenes, sociedad de damas, etc.

Esto no significa que esté mal tener dichos ministerios hoy en día. Pues éstos en muchos casos son útiles y necesarios para el desenvolvimiento de la iglesia. Sin embargo, es importante considerar que no se pueden formar ministerios en la iglesia fuera del ámbito de la autoridad de la Palabra de Dios. Dicho de otro modo, todo ministerio organizado debe estar plenamente enmarcado en la Palabra de Dios.

Por lo tanto, es necesario que cada ministerio en la iglesia tengan un sólido fundamento Bíblico, particularmente en referencia a la responsabilidad en el desempeño del liderazgo espiritual. "Responsabilidad del liderazgo" es un tema fundamental y primordial de las enseñanzas de los apóstoles y discípulos en la iglesia primitiva. Entre otras cosas porque una de las responsabilidades del liderazgo es velar por la sana doctrina. Responsabilidad que atañe particularmente a pastores, obispos y ancianos, pero que también se aplica a instancias de liderazgo espiritual en otros ministerios de la iglesia, incluyendo el ministerio de música y/o alabanza.

Debido a esto, la Palabra establece requisitos concretos para el ministerio pastoral conformado por pastores/ancianos/obispos. Por ejemplo, que sean irreprensibles, aptos para enseñar y que no sean neófitos, entre otras cosas. Pero no solamente el ministerio pastoral, sino también el ministerio de diaconía tiene también responsabilidades y requisitos similares. En este sentido entendemos que cualquier otro ministerio en la iglesia que tenga un liderazgo propio debe estar circunscrito a responsabilidades y requisitos similares también, a fin de considerarlo como Bíblicamente enmarcado en cuanto a su formación y desempeño.

Y para lograr que todos los ministerios estén Bíblicamente enmarcados, es necesario tomar como base para su establecimiento lo que está explícitamente indicado en la Palabra para los dos únicos ministerios de la iglesia local plenamente identificados en la Biblia: el ministerio de los ancianos/pastores/obispos, y el de los diáconos. Para los aspirantes a estos ministerios la Palabra demanda requisitos específicos indispensables. Luego, como la Palabra no menciona nada específicamente en relación a un ministerio de música o de alabanza, este ministerio, así como otros ministerios, deben ser considerados como "ministerios de diaconado" por antonomasia. Más aún en casos específicos, algunos ministerios pueden incluso llegar a considerarse  como "ministerios de obispado/pastorado" también por antonomasia. Por ejemplo un ministerio de consejería a parejas, el ministerio de enseñanza en la escuela dominical, etc. Es así que lo dicho anteriormente se constituye en un argumento válido y necesario para requerir que todos los líderes, cabeza de ministerios en la iglesia cumplan requisitos básicos similares a los exigidos por la Palabra para ancianos/obispos/pastores. Y que además los miembros que se desempeñan en los ministerios cumplan al menos los requisitos básicos indicados para diáconos.

En base a lo argumentado anteriormente, todos los creyentes que se desempeñan como músicos, cantantes, directores, etc. deberían cumplir los siguientes requisitos dados por Dios para los diáconos:

Los creyentes que componen música para su uso en la alabanza congregacional de la iglesia, aparte de cumplir los requisitos para el diaconado mencionados anteriormente, deberían cumplir también los requisitos para el obispado:

Tito 1:7 afirma que el obispo es un administrador de Dios. En otras palabras, un administrador de las cosas sagradas de Dios. Por ése motivo debe ser irreprensible. Los compositores o autores de música Cristiana para alabanza congregacional desempeñan un papel importante, al ser indirectamente responsables de la música que se define para su uso en la liturgia de la iglesia. Pues están indirectamente ministrando la Palabra de Dios al proveer enseñanza doctrinal teológica través de las letras de sus canciones. Y por este motivo deben cumplir también los requisitos establecidos para pastores/obispos/ancianos, aunque no ejerzan oficialmente dichos cargos. Visto de otro modo, un compositor o autor debería cumplir los mismos requisitos que cualquier predicador externo invitado. Porque en cierto sentido, son como "predicadores invitados" que están exponiendo enseñanza doctrinal a la congregación indirectamente a través de sus composiciones musicales. Y por este motivo, no sólo las palabras que expresan en sus canciones son importantes, sino también su testimonio personal fuera de la iglesia.

Ahora bien, alguno podría argumentar que exigir los requisitos de ancianos y diáconos para los músicos y autores de música Cristiana congregacional y para otros ministerios en general, es una exageración. Sin embargo, es un error común en la iglesia el creer que los requisitos mencionados en dichos pasajes sólo se aplican a los creyentes que son ancianos y diáconos. Esto no es cierto. La manera correcta de interpretar los pasajes arriba mencionados es que todos estos requisitos se aplican en realidad a todos los creyentes, de eso no cabe la menor duda. Porque categorizar a los creyentes en diversos "niveles" de obediencia a Dios es un concepto totalmente ajeno a la Palabra. ¿Qué acaso Dios no quiere que todos los creyentes sean por ejemplo irreprensibles, sobrios, prudentes, decorosos, etc? Por supuesto que sí.

Todos los creyentes tenemos la obligación delante de Dios de vivir una vida santa, recta y ejemplar en todo sentido, tal cual lo demandan Hechos 6:3, 1 Timoteo 3:8-12, Tito 1: 6-9 y 1 Timoteo 3: 2-7. La diferencia es que en el caso de quienes desean ser líderes y ministrar, dichos requisitos se vuelven por la fuerza indispensables y obligatorios para ejercer el liderazgo. 1 Timoteo 3:1-2 dice: "Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea..." En este pasaje, la frase "es necesario" transmite la obligatoriedad de cumplir con dichos requisitos.

Cualquier autor de música de alabanza congregacional, cuyas composiciones se cantan en la iglesia asume directa o indirectamente el papel de un maestro que enseña doctrina a través del mensaje de su música. También asume indirectamente el papel de líder porque preside indirectamente en el desempeño litúrgico de la iglesia. Al menos, en el momento en que la congregación canta sus canciones. Y de hecho, muchos de los autores de música Cristiana moderna dirigen literalmente la liturgia o alabanza en sus propias iglesias, así como en mucha otras iglesias a las que son invitados. Y muchos de ellos incluso se denominan a sí mismos como "ministros de alabanza". Entonces uno podría suponer que todo lo expuesto aquí debería estar para ellos claro y sin lugar a dudas.

Y aunque la legitimidad del término "ministro de alabanza" es debatible a la luz de la Palabra, cualquiera que aspire a ése u otro título similar, con mayor razón entonces debería cumplir con los requisitos establecidos para pastores, ancianos y obispos. En contraste, tristemente se ve que el testimonio de muchos autores, cantantes y músicos Cristianos está manchado por escándalos de divorcio, adulterio/re-casamiento, vanagloria personal, codicia y hasta herejía.

Cabe aclarar que en este apartado hemos hecho referencia principalmente a autores y músicos que componen música para la alabanza congregacional de la iglesia. Esto no incluye a aquellos creyentes que componen música más como una vía de expresión artística de su fe, sin la intención específica de que su música sea usada congregacionalmente para la alabanza. Lo cual es perfectamente legítimo.

Aplicación de este parámetro

Debería excluirse de la liturgia todas las canciones de autores y cantantes que viven con un mal testimonio o viven en pecado. Es decir, de aquellas personas que en teoría serían pasibles de recibir disciplina en base a los criterios de su aplicación tanto en la iglesia local como en la denominación. Dicho de otro modo, si existe algún cantante o compositor de música congregacional cuyo testimonio o forma de vida es pasible a aplicación de disciplina en base a los parámetros determinados en la iglesia y en la denominación, entonces su música debería ser excluida de la alabanza. ¿Por qué? Porque al usar la música de una persona que vive en pecado y rebeldía para con Dios, avalamos indirectamente su conducta, en vez de denunciarla como manda la Palabra. Y porque no podemos, por ejemplo, dar disciplina a un creyente de nuestra iglesia local por una vida inmoral, por pecado de codicia o avaricia, o por abrazar doctrinas erradas, mientras que al mismo tiempo cantamos en el culto las canciones de un cantante o autor que ha caído en esos mismos pecados.

Se debe aplicar este parámetro en casos de inmoralidad sexual (fornicación, adulterio, homosexualismo, etc.), conducta disoluta (uso de alcohol y drogas), comisión de delitos (robo, estafa), causar división en la iglesia de manera pecaminosa, abrazar y /o promover doctrinas falsas, etc. Para una descripción más exacta de las causas para la aplicación de disciplina se debe consultar el reglamento de la iglesia local y el "Manual de doctrinas y prácticas de la U.C.E."

La publicación "Música No Recomendable Para la Alabanza" disponible en este sitio web contiene una relación de cantantes y autores de alabanza Cristiana moderna cuyo testimonio se considera inapropiado en base a los argumentos arriba expuestos.

6. Los aspectos inadvertidos de la producción y promoción musical

Otro error común en el ámbito Cristiano de hoy en día consiste en considerar solamente los aspectos perceptibles y explícitos de la música a la hora de calificar su idoneidad para el servicio de Dios en la iglesia. Estos aspectos perceptibles y explícitos a los cuales hacemos referencia son fundamentalmente la letra y la música.

Sin embargo, la música moderna tal y como se la conoce hoy en día tiene también otros aspectos imperceptibles e implícitos, que para la mayoría pasan inadvertidos a simple vista. A la hora de juzgar su idoneidad para el uso en la alabanza congregacional estos aspectos son tan importantes, o a veces incluso más importantes que los aspectos inmediatamente perceptibles de la letra y la música. Algunos de estos aspectos son los siguientes:

a) El aspecto comercial

El ámbito de la música Cristiana es hoy por hoy una industria mundial multi-millonaria. Detrás de la figura visible del "artista Cristiano" se oculta naturalmente la participación de decenas de personas involucradas en la producción musical de dicho artista Cristiano. Entre inversionistas de capital, compañías disqueras, productores ejecutivos y musicales, arreglistas, letristas, músicos de sesión, promotores, gente de relaciones públicas, publicidad y comercialización, producción audiovisual, sonidistas, fotógrafos, asesores de imagen, etc.

No todo esto es malo en sí mismo, salvo por el hecho de que existen casos en los que varias estas personas que participan directa o indirectamente en las producciones musicales Cristianas, no son Cristianos, pero toman decisiones importantes respecto al rumbo de la producción. Lo cual, por sí solo debería causar algún grado de preocupación y sana sospecha en la iglesia Cristiana.

Obviamente la motivación de los incrédulos no es, y nunca será el evangelio, sino el dinero. Es perfectamente razonable esperar que personas no creyentes involucradas en la producción de música Cristiana dirijan el rumbo de la producción, no para maximizar la pureza doctrinal de la Palabra y la predicación del evangelio, sino para maximizar las ganancias económicas. Lo cual de hecho ocurre así. Y si la pureza doctrinal y el evangelio ponen en riesgo la maximización de las ganancias económicas, no es difícil deducir cual de las dos cosas va primero para un incrédulo. Porque la codicia y avaricia son, y siempre serán mutuamente excluyentes con la sana doctrina y el evangelio (Mt. 6:24). Y la codicia y avaricia tampoco son ajenas a algunos cantantes y músicos que se identifican como Cristianos.

Por otra parte, compañías y capitales de inversionistas privados están tomando poco a poco el control de la música Cristiana contemporánea. Por ejemplo, una porción de los derechos y las regalías de la canción "Lion and the Lamb" (El Cordero y el León) han sido adquiridas por un inversionista privado en una subasta por un monto de $us 900,000.- (novecientos mil dólares americanos) [2]. Se espera que el nuevo dueño obtenga una ganancia anual de al menos $us 135,000.- (ciento treinta y cinco mil dólares americanos) sólo por cobrar regalías de la canción —sin que medie trabajo adicional de por medio. No queda claro si dicho inversionista privado es Cristiano o no. Por lo que probablemente, y de forma irónica, cada vez que las iglesias alrededor del mundo cantan dicha canción, estén generando jugosas ganancias para alimentar la avaricia de personas incrédulas —o Cristianas si fuera el caso. Ejemplos como éste hay más, sin lugar a dudas. La canción "Lion and the Lamb" (El Cordero y el León) ha sido producida por la iglesia Bethel (Redding, California), la cual sostiene doctrinas heréticas.

Por otra parte, cabe preguntarse ¿cómo es posible que un autor de música Cristiana supuestamente compuesta para la alabanza a Dios venda sus "derechos de comercialización" al mejor postor? Porque cuando se habla de subasta, se habla de maximizar las ganancias económicas. Y donde se usen las palabras "maximizar las ganancias económicas" junto con "música Cristiana" en una misma oración, realmente no estamos lejos de la codicia y el amor al dinero. No importa qué tan Bíblica sea la letra de la canción en cuestión. Incluso si contiene textualmente un Salmo completo de la Biblia, codicia sigue siendo codicia (Mt. 6:24, Lc. 12:15, Ef. 5:3, Col. 3:5, 1 Ti. 6:10, He. 13:5, 2 Pe. 2:3).

"Derechos de comercialización de una alabanza" es indiscutiblemente un oxímoron, que de por si ya debería causar vergüenza —aunque sea ajena— en cualquiera que se autoidentifique como Cristiano.

b) La vanagloria personal

En el ámbito de la producción musical contemporánea la promoción y la publicidad del artista son imprescindibles para la supervivencia de su carrera artística. Y por el hecho de que una producción musical involucra en muchos casos una considerable inversión económica, el éxito comercial de la producción se hace imperativo. Esto se aplica de la misma manera tanto a producciones seculares como Cristianas.

Por otra parte, los músicos hacen música obviamente por su inclinación artística personal y porque hallan satisfacción en ella. Entonces, los artistas son por naturaleza dependientes de la existencia de un público. Puesto que un artista sin un público no es realmente artista —al menos no en el sentido profesional y comercial de la palabra. Y mientras más grande sea ése público, mucho mejor, especialmente para el aspecto comercial. Además, el sueño de todo artista es desarrollar su arte como una ocupación a tiempo completo y vivir de ello. Lo cual en principio no es intrínsecamente malo.

Sin embargo, a diferencia de otras profesiones, la música así como otras actividades artísticas, se centra fuertemente en el concepto de "espectáculo". Y en el espectáculo, el artista tiende a ser el centro de atención, para ser a su vez receptor de honores y halagos por parte del publico. Pues particularmente el espectáculo artístico consiste inherentemente en la celebración de habilidades humanas sobresalientes y el culto a la personalidad. E innegablemente parte del éxito artístico —tal cual se lo conoce hoy en día— se mide también por la cantidad de reconocimiento que el artista puede llega a recibir. ¿Qué recibe el público a cambio? El público recibe a cambio el arte del artista. Recibe entretenimiento y sugestión sensorial que causa disfrute y placer.

En tal sentido es razonable esperar que la mayoría de los artistas hoy en día busquen cierta dote de reconocimiento y fama. Incluso los artistas Cristianos. La sobrevivencia de un artista depende del éxito artístico que pueda obtener, en gran parte también porque la competencia en este ámbito es enorme. Con la música Cristiana no es diferente, pues en este ámbito hay también hoy por hoy muchísima competencia. Y la carrera de un artista Cristiano depende también en gran medida de la popularidad que pueda lograr. Precisamente porque la producción de música Cristiana implica una considerable inversión de capital y porque la competencia comercial es también muy fuerte en este ámbito.

En estas circunstancias, el artista Cristiano se ve así mismo obligado a buscar reconocimiento y lograr que la mayor cantidad de personas lo conozca y conozca su trabajo. Porque además su sostenimiento económico depende de ello. Aunque por supuesto, muchos artistas han tratado y tratarán de justificar esto arguyendo que su única intención es simplemente llegar con el evangelio a la mayor cantidad de personas.

Sin embargo, éste es un terreno peligroso para el artista Cristiano por el peligro potencial de conducirle rápidamente a la vanagloria y al orgullo. Y si la iglesia cede ante la tentación de actuar meramente como un grupo de "fans" al más puro estilo de la música secular, ésta cae también en la idolatría. Aunque parezca una exageración, sin embargo hay indicios visibles de que esto ya ocurre frecuentemente en el ámbito de la música Cristiana. Desde las firmas de autógrafos, hospedajes en hoteles de cinco estrellas, pasando por las recepciones de los artistas por sus grupos de fans en los aeropuertos, hasta la creación de secciones "VIP" en algunos conciertos y otros eventos Cristianos, tal pareciera que la iglesia Cristiana se ha propuesto profanar lo sagrado de la adoración a Dios a través de la "conciertización" del culto. Conviertiendo en muchos casos la sagrada Koinonía de la iglesia en un mero espectáculo artístico, un mero concierto musical. Todo con el mísero afán de permanecer "vigente y relevante" en la sociedad moderna.

No que los conciertos musicales Cristianos sean malos. ¿Es el entretenimiento Cristiano inherentemente malo? Probablemente no. Es razonable esperar que los Cristianos que practican arte tengas espacios para compartir su arte con el público. Y es también razonable esperar que los Cristianos tengan acceso a un sano entretenimiento. Pero el culto de adoración no es el espacio adecuado para ninguna de ambas cosas. El culto de adoración tiene como centro la adoración a Dios, la cual es en espíritu y en verdad. En todo caso, es necesaria hacer la diferenciación entre culto de adoración, culto evangelístico, encuentro musical, concierto musical, etc. Todas o al menos la mayoría de estas actividades ciertamente tiene su lugar en la vida de la iglesia y cada una también su grado de preponderancia respecto de las otras. Pero Dios nos ha llamado al orden (1 Co. 14:26, 33, 40) y a hacerlo todo para su gloria (1 Co. 10:31).

Al mismo tiempo, de la Palabra entendemos claramente que el orgullo y vanagloria personal contrastan con la verdadera adoración. Cuando una persona es fuertemente motivada por la realización personal y la necesidad material, la adoración a Dios desaparece completamente de su verdadera prioridad. Y cuando el hombre y su arte son el centro de atención en el culto, Dios queda entonces excluido, pues Dios no comparte su gloria con nadie (Is. 42:8; 48:11). La adoración de Dios y la exaltación del hombre son por definición mutuamente excluyentes. Dios mismo las ha hecho mutuamente excluyentes.

Bajo estas circunstancias, un artista Cristiano puede fácilmente caer en el auto-engaño de pensar que honra a Dios mientras que al mismo tiempo —de forma directa o indirecta— busca también honra para sí mismo. Más aún, hay artistas Cristianos que usan la música Cristiana y el evangelio sólo como una excusa para buscar fama y fortuna personal. Es perfectamente posible que un artista Cristiano cante el "mensaje correcto" en sus canciones, y al mismo tiempo esté más concentrado en la búsqueda de su realización personal. Y es perfectamente posible que un cantante/autor de música cristiana tenga éxito artístico y comercial, sin llegar a ser realmente un creyente nacido de nuevo. Esto explica por qué varios cantantes y autores cristianos que después de haber alcanzado el éxito comercial, luego apostataron de la fe y se volvieron al mundo. O por qué algunos de ellos todavía están convencidos de que sirven a Dios mientras viven en pecado.

Cantar una letra "100% Bíblica" de seguro tiene el potencial de crear millonarios si se la canta a oídos de miles de Cristianos que son como niños sin discernimiento. Los cuales están dispuestos a comprar álbumes y entradas a los conciertos sólo porque la música es linda, y de "yapa" la letra es "Bíblica". Seguramente el mismo Satanás puede recitar toda la Biblia de memoria. No sería la primera vez que el diablo trata de usar el mismo lenguaje y costumbres de la iglesia para desviar a la iglesia de la Palabra. Parece contradictorio pero realmente no es así. Es simplemente que el diablo es sumamente astuto.

Cuando usamos la música de un autor en la adoración congregacional, indirectamente avalamos su motivación personal, que en algunos casos —obviamente no en todos, para ser justos— pude ser simplemente de una búsqueda personal de fama y fortuna. Muchos autores de música Cristiana contemporánea cuya música es usada ampliamente en las iglesias para la alabanza, son multi-millonarios gracias a su actividad artística comercial Cristiana. Seguramente esto es justificado por ellos como "una bendición abundante y merecida de Dios" (evangelio de la prosperidad). Interpretación que —no es de sorprender— concuerda con las corrientes más influyentes de la teología pentecostal-carismática.

Y como cualquier industria multi-millonaria, la música Cristiana contemporánea atrae con frecuencia a personas con un interés particular en el dinero. Cuando hay mucho dinero de por medio, esto por sí sólo debería ser razón suficiente para cuestionar la motivación de cualquier artista Cristiano. Pues no se puede servir a Dios y a las riquezas (Mt. 6:24). Seguramente hay artistas muy talentosos que están dispuestos a cantar las "palabras correctas" y el "mensaje correcto" a oídos de la iglesia, si eso se traduce en ingresos económicos considerables, y además les ayuda en su búsqueda de fama y fortuna personal. Incluso si a veces ellos mismos no creen totalmente en el mensaje que cantan.

Finalmente, no estamos afirmando que sea pecado realizar producciones musicales Cristianas que involucren una inversión económica razonable. Pero es deber de la iglesia Cristiana y particularmente del liderazgo cerciorarse del carácter e integridad de cualquier persona que esté en posición de influir directa o indirectamente en la enseñanza doctrinal y la liturgia de la iglesia a través de su música.

c) El poder del dinero

En el ámbito de la música secular se usa el poder del dinero para hacer que una producción musical bata récords de audiencia y genere mucho dinero. Los artistas que alcanzan cierto nivel de fama, logran al mismo tiempo cierto lugar de hegemonía y predominio. Pues una vez que han ganado mucho dinero con una producción, usarán ese mismo dinero para asegurar el éxito de su siguiente producción. Es decir, que usarán ese dinero para ayudarse a ganar la competencia comercial con otros artistas —por ejemplo a través de promoción y publicidad. Ése es el poder del dinero en la producción musical.

¿Será que en el ámbito de la producción musical Cristiana es diferente? La respuesta es no. Las compañías productoras Cristianas usan directa, o indirectamente la misma táctica para ganar la competencia comercial con otras productoras Cristianas. Podría argumentarse que ésto en sí no es malo, porque no es diferente por ejemplo, a promocionar una marca de autos o una marca de comida. ¿Después de todo hay Cristianos dueños de marcas de comida o de cualquier otro producto, que tienen el deber de promocionar sus marcas para no perder la competencia comercial e ir a la quiebra verdad?

Pero con la música Cristiana es diferente, porque cuando se usa el poder del dinero, finalmente no son la fe ni la doctrina las que están determinando qué clase de música se va a cantar en las iglesias, sino el dinero. Cuando productoras musicales Cristianas como Hillsong Music, Bethel Music, Elevation Music o incluso la compañía secular Sony Music (que tiene 4 empresas productoras exclusivamente de música Cristiana) invierten cientos de miles, o hasta millones de dólares en la producción y promoción de una determinada canción Cristiana, para llevarla a los primeros lugares de las "listas de éxito", éstas están decidiendo indirectamente en base al poder del dinero qué canciones deben escuchar los Cristianos y qué alabanzas se deben cantar en las iglesias como parte de la liturgia. Ese tipo de poder no es algo que como Cristianos podemos darnos el lujo de ignorar.

Entonces es sumamente importante que la iglesia no elija la música para la liturgia sólo en base a una sensación emocional agradable, o a la excelencia musical, incluso si la letra es buena. Después de todo, productoras musicales Cristianas y seculares invierten mucho dinero para maximizar el disfrute musical de los sentidos con trabajos artísticos de alto nivel. Y cuando la letra es "teológicamente apropiada", esto les garantiza amplio acceso al bolsillo de los creyentes incluso de doctrina conservadora.

Décadas atrás, músicos pioneros del movimiento de la Música Cristiana Contemporánea se fijaron como meta que la música Cristiana pueda competir en calidad con la música secular. Hoy en día, esa tan mentada "excelencia musical en la adoración" es irónicamente el arma para la destrucción de la verdadera adoración en la iglesia. Pues es además el vehículo para la superficialización de la adoración en el culto congregacional. Y en muchos casos no es nada más que un pretexto para la búsqueda de fama y éxito personal.

Aplicación de este parámetro

La aplicación de este parámetro es más compleja porque en algunos casos puede llegar a ser bastante subjetiva. Por tal motivo se recomienda sumo cuidado.

a) El aspecto comercial

No se debería incluir en la liturgia música producida y comercializada por personas, organizaciones y empresas seculares. Es perfectamente razonable asumir que el interés principal de estas personas no es la difusión del evangelio y la sana doctrina, sino el dinero. Siempre que haya conflicto entre los intereses del evangelio y de la Palabra, y sus intereses económicos, por supuesto que darán siempre prioridad a su interés comercial. Y si esto sucede, la iglesia estaría siendo prácticamente manipulada y explotada por motivos de codicia y avaricia. Líderes Cristianos que directa o indirectamente permiten que el rebaño que Dios ha puesto bajo su responsabilidad y cuidado, quede expuesto a algo así, son responsables delante de Dios y darán cuenta de ello. No se puede permitir que el cuerpo de Cristo sea tratado como mercancía en las manos de gente impía. No se puede permitir que la iglesia sea utilizada y manipulada para la avaricia de la gente. La sangre preciosa de Cristo no es artículo de transacción comercial para enriquecimiento de nadie. Ni de incrédulos, ni de creyentes.

Es también importante ejercitar constantemente la atención para identificar a aquellos artistas Cristianos cuyo énfasis está claramente en el enriquecimiento material. Es notorio su interés primordial en el dinero más que en el evangelio cuando estos artistas imitan las mismas tácticas y estrategias comerciales que sus pares seculares para hacerse más famosos y ganar más dinero. Por ejemplo,:

No estamos negando sin embargo el derecho legítimo de cualquier creyente a ganarse la vida y sostener a su familia con el fruto de su trabajo, más aún cuando sirve al Señor dignamente (1 Ti. 5:17-18). Tampoco negamos el legítimo derecho de aquellos creyentes que han alcanzado riqueza honrada y piadosamente en el desempeño secular de su trabajo, sin entregarse personalmente a la avaricia, y sin explotar la fe y el evangelio. El problema en cuestión desarrollado aquí es la avaricia y el enriquecimiento con el evangelio. De la Palabra entendemos claramente que la vida Cristiana y la avaricia son incompatibles (Mt. 6:24-25, 31-33; Mr. 4:19, 1 Ti. 6:9-10). Todo siervo de Dios debería entender que el ministerio es un llamado de Dios y una vocación. Cualquier persona con una vocación ministerial dada por Dios entiende que el servicio en la iglesia se trata más de dar que de recibir (Hch. 20:35). Cualquiera que tenga un apego excesivo al dinero y a las riquezas no es apto para seguir a Cristo (Mt. 19:21-23).

Finalmente, líderes espirituales de la iglesia tienen la obligación moral de predicar con el ejemplo. El excesivo apego al dinero y a la fama no son, ni nunca serán un buen ejemplo para la iglesia. Los apóstoles y líderes de la iglesia primitiva no fueron personas codiciosas ni amantes de la gloria terrenal, sino todo lo contrario. Muchos de ellos fueron materialmente pobres, perseguidos, e incluso muertos por causa del evangelio. Ellos nunca claudicaron en sus convicciones por amor al dinero, o para ganarse la admiración de las multitudes, ni siquiera para salvar sus propias vidas.


Melomanía

"melomanía"
Afición apasionada por la música.

Con todo y lo argumentado arriba, en la práctica será siempre difícil e incluso cercano a lo imposible para muchos creyentes desligarse de su música cristiana y de sus artistas cristianos favoritos. No creerán un argumento Bíblico sólido incluso después escucharlo con sus propios oídos. ¿Por qué? Porque la melomanía (el vicio por la música) es un pésimo y miserable hábito que la iglesia y los cristianos han copiado del mundo. ¿No se ve acaso en el día a día a personas que no pueden trabajar, no pueden estudiar, no pueden conducir, no pueden almorzar, no pueden caminar, no pueden conversar, no pueden correr en el parque, etc. sin escuchar música? Por esto sabemos que el vicio por la música es tan real como el vicio por el alcohol y las drogas.

Y es ése mismo vicio el que se ha introducido en la iglesia con mucha facilidad a través de la música. Porque alguien le puso encima la etiqueta de "cristiana" para que todos los creyentes la acepten sin hacer preguntas. Muchos creyentes han llegado a ser hiper-dependientes de la música —particularmente del estilo musical— para intentar expresar su alabanza y adoración a Dios. Esto, porque realmente nunca han aprendido el verdadero significado de estas dos últimas cosas. No estamos implicando que escuchar música y tener un gusto moderado por ella sea algo malo en sí mismo, pues realmente no lo es. Si decimos que la música es creación de Dios y es para Dios, no mentimos. Pero cuando la música para el creyente se vuelve más importante que la Palabra, al punto de elegir a su música y a su artista cristiano favorito por encima de la revelación de la verdad, se convierte en idolatría.

No tengamos miedo de abandonar toda música cristiana que no cumpla parámetros razonables para su selección. Incluso si es música de alta calidad y excelencia (y ciertamente mucha de ella lo es). Pues al fin y al cabo es sólo música y nada más. Y la música —contrariamente a la convicción popular en muchos creyentes— guarda definitivamente una relación muy tangencial con la verdadera alabanza y adoración tal cual son descritas en la Biblia.

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[1] Este material fue originalmente escrito por el autor dirigido la iglesia a la que pertenece, la cual es miembro de la Unión Cristiana Evangélica (U.C.E.) de Bolivia

[2] Nuestros servicios de adoración están convirtiendo la alabanza en ganancia secular, https://www.christianitytoday.com/ct/2023/april-web-only/musica-alabanza-industria-Cristiana-ganancia-secular-es.html

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Este material está en constante revisión y complementación.

Versión 0.4 (15-08-24)

Fecha de publicación original: 21-08-23