¿La iglesia es bendecida por la alabanza?

Raúl Alvarez Torrico

Antes de proseguir con este artículo se recomienda leer primeramente el artículo introductorio "Dogmas de la liturgia pentecostal-carismática" disponible en este sitio web.

Este dogma de la liturgia pentecostal-carismática tampoco tiene asidero Bíblico, sino que se relaciona más con un enfoque existencialista sobre el cual se enmarca el culto antropocéntrico.

Un desarrollo de las diferencias entre el culto centrado en Dios versus el culto centrado en el hombre se encuentra en el artículo: "Culto teocéntrico vs antropocéntrico" disponible en este sitio web.

Para entender por qué el propósito de la alabanza no es bendecir a la iglesia se debe entender con profundidad el concepto verdadero de la alabanza a la luz Palabra. Una definición de alabanza ya por hoy clásica es que "alabanza es exaltar a Dios y declarar los hechos poderosos de Dios". Particularmente a través de la música. La idea principal en principio es correcta, aunque una vez más se debe afirmar que la relación entre alabanza y música es muy circunstancial.

El problema con la definición anterior es que no es del todo completa. Pero sin embargo, si incluso nos guiamos sólo por la definición dada arriba, de ella misma se entiende claramente que en la alabanza la bendición fluye de la iglesia hacia a Dios y no al revés. Y cuando hablamos de bendición nos referimos al significado de la palabra "bendición" en su sentido más amplio. El cual según el diccionario es: "alabar, engrandecer, ensalzar a alguien". El siguiente pasaje expresa con claridad cómo es que la alabanza tiene que ver con bendecir a Dios. Y la gratitud juega siempre un papel muy importante en ella.

"Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. 2 Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios." Salmos 103:1–2

Alabar a Dios es bendecir a Dios, y bendecir a Dios es ser agradecido ("no olvides ninguno de sus beneficios").

Por supuesto que también Dios nos bendice. Pero en este caso, el significado de la palabra "bendición" tiene que ver con expresar gratitud por el favor de Dios y su generosidad para con nosotros. Y la alabanza congregacional no se trata de recibir bendición, sino de bendecir a Dios.

Entonces, si alabar es exaltar los hechos poderosos de Dios, engrandecer y ensalzar su nombre, ¿por qué entender que la alabanza congregacional es para derramar la bendición de Dios sobre la iglesia? Esta idea no se aprecia ni por asomo en los tres tipos de liturgia principalmente descritos en la Biblia: No se encuentra en la liturgia sacerdotal-levítica del Antíguo Testamento, ni en la liturgia de la iglesia apostólica primitiva, ni en la liturgia escatológica descrita en Apocalipsis.

La alabanza bien entendida

¿Qué es entonces aquello que falta en la definición anterior de alabanza para que tenga un sentido más completo? Parte de la respuesta la encontramos en la experiencia de Job.

"20 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno." Job 1:20–22

"Sea el nombre de Jehová bendito." El pasaje anterior describe la alabanza de Job después que perdió todo lo que tenía y quedó en la ruina... Perdió a sus hijos, a sus criados y todas sus propiedades. Sin embargo la actitud de Job en este pasaje es un ejemplo claro y completo de alabanza verdadera. Porque es fácil alabar a Dios cuando nos va bien, pero es difícil tener una actitud genuina de alabanza a Dios cuando nos va mal.

Entonces, alabar no solamente es exaltar el Nombre y los hechos poderosos de Dios. Alabanza es exaltar el Nombre y los hechos poderosos de Dios, incluso cuando estamos en la ruina total y completa, como Job. La verdadera alabanza es no atribuir a Dios despropósito alguno. Por ejemplo, cuando se nos muere un familiar, cuando caemos en una enfermedad crónica que nos mantiene en cama o en silla de ruedas, cuando enfermamos de cáncer, cuando nuestro negocio se va a la ruina, etc. La alabanza de Job fue genuina porque a pesar de toda su ruina dijo: "sea el nombre de Jehová bendito". Y en este tipo de actitud es que también se fundamenta la verdadera adoración.

Por esto sabemos que la alabanza verdadera —tal cual la demanda Dios de nosotros— no tienen realmente nada que ver con la música. Por esto sabemos que alabanza no es ser capaz de ensalzar el nombre de Dios cuando todo es fácil. Alabanza es exaltar y agradecer a Dios cuando las cosas se vuelven difíciles e imposibles. Por ésto sabemos que alabanza no es cantar, sino más bien humillarse delante de Dios en los momentos más terribles de la vida. Y aún así no atribuirle a Él despropósito alguno.

Paradójicamente, muchos creyentes asisten a sus iglesias a alabar a Dios porque creen que éso puede desatar la bendición de Dios para lograr su prosperidad material, para ser sanados de sus enfermedades o para ganarse el favor de Dios y lograr su éxito personal, como sea que ellos lo definan. Muchos creen que alabar a Dios es cantar canciones, y que la alabanza mejora si se actualizan el equipo de sonido y los instrumentos musicales. O se moderniza el repertorio musical. Si pensamos así, inconcientemente estamos viendo a Dios como a cualquier hombre común y corriente, al cual se le puede satisfacer con cosas vanales y corrientes como instrumentos o estilos musicales.

"8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos." Isaías 55:8–9

Peor aún, pensamos que si le cantamos canciones bonitas a Dios, Él no podrá resistir el impulso de concedernos todos nuestros caprichos, porque ¿para qué existe Dios entonces si no es par conceder todos nuestros gustos? No nos basta con que Dios haya pasado por alto nuestros pecados y haya dado a su Hijo Unigénito para salvarnos (Ro. 3:24–25). Sino que también tiene que ser nuestros "padrino" y "benefactor" al servicio de todos nuestros apetitos materiales.

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Este material está en constante revisión y complementación.

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