Introducción a la guerra espiritual

Raúl Alvarez Torrico

Resumen

En este estudio abordamos el tema de la guerra espiritual enfatizando la importancia de entender claramente la naturaleza de los dos enemigos que el creyente enfrenta. Discutiremos cual el propósito fundamental que el enemigo quiere lograr individualmente en la vida del creyente y colectivamente en la vida de la iglesia. Hablaremos también acerca de cómo es que Satanás y la carne pecaminosa son aliados naturales y cooperan entre sí para lograr sus objetivos. Finalmente hablaremos acerca de un par de errores fundamentales que la iglesia comete en su lucha espiritual contra sus enemigos.

Guerra espiritual

¿Qué es la guerra espiritual?

La guerra espiritual es el conjunto de batallas espirituales que el Cristiano enfrenta contra el enemigo en toda su vida. Contrario a la concepción de algunos creyentes, el enemigo espiritual del Cristiano no es uno solo.

Los enemigos del Cristiano

Una concepción equivocada en muchos creyentes es considerar a Satanás (y sus demonios) casi exclusivamente como únicos enemigos en la guerra espiritual. Lo cual no es totalmente correcto, pues los enemigos del Cristiano son dos:

  1. Satanás (y sus demonios).
  2. La carne pecaminosa.

Ambos enemigos sin embargo cooperan entre sí para lograr un propósito fundamental:

Lograr que el creyente caiga en pecado para que su comunión con Dios sea rota.

Esto ocasiona efectos inmediatos importantes en la vida del creyente:

Todo lo anterior repercute también directa o indirectamente en la vida de la iglesia. Y por ende en la propagación del evangelio:

En resumen entonces, la intención general del enemigo es clara, concreta y se resume en lo siguiente:

Hacer pecar al creyente y a la iglesia para neutralizar su crecimiento espiritual y ministerio. Del tal modo que dejen de ser una oposición efectiva contra el enemigo para que la iglesia sea debilitada espiritualmente y el evangelio no sea predicado.

Frentes de la guerra espiritual

Cuando en la iglesia se habla de guerra espiritual, generalmente se tiende a enfatizar la lucha contra Satanás y sus demonios, pero se da poca o ninguna atención a la lucha del creyente contra la carne pecaminosa. Satanás y la carne son aliados naturales. Cooperan entre sí para alcanzar aquellos objetivos concretos mencionados antes en contra del creyente individualmente y en contra de la iglesia colectivamente.

Concretamente, podemos resaltar tres objetivos fundamentales del enemigo —Satanás y la carne— en contra del creyente individualmente:

  1. Hacer que el creyente peque y rompa su comunión con Dios.
  2. Hacer que el creyente persista en su pecado y lo convierta en un hábito.
  3. Hacer que el creyente apostate de su fe.

Por otra parte los objetivos en contra de la iglesia colectivamente pueden ser resumidos de la siguiente manera:

  1. Hacer que la comunión entre los miembros de la iglesia se rompa.
  2. Hacer que la comunión de la iglesia con Dios se rompa.
  3. Hacer que la predicación del evangelio sea detenida.

Satanás es el enemigo externo del Cristiano. Siempre ataca desde afuera pues no tiene forma de atacar directamente desde adentro. Cuando el creyente ha nacido de nuevo y tiene al Espíritu Santo morando dentro suyo, esto anula la posibilidad de que Satanás tenga acceso o influencia directa en la mente y el corazón del creyente. Sin embargo todavía puede lograr ese acceso e influencia de forma indirecta a través de la carne. En cambio, quienes no son salvos y no tienen al Espíritu Santo, están en riesgo potencial no solamente de sufrir opresión o atadura demoníaca, sino también de sufrir posesión demoníaca en casos extremos. La atadura y posesión demoníacas dan a Satanás un acceso e influencia directa en la mente y el corazón de la persona; en sus pensamientos, emociones y voluntad. En este caso Satanás tiene los medios necesarios para atacar a la persona desde adentro.

Influencia indirecta de Satanás a través de la carne

Ya establecimos claramente que Satanás no tiene influencia directa en el Cristiano desde adentro. Porque es imposible que los demonios puedan poseer espiritualmente a un creyente que ha nacido de nuevo y tiene al Espíritu Santo morado dentro suyo. Sin embargo, la carne coopera con Satanás, y es la herramienta que Satanás usa para tener acceso e influencia indirecta en la vida del Cristiano. Toda vez que Satanás —a través de la carne— logra ese acceso indirecto en la vida del creyente, logra también indirectamente acceso e influencia en la vida de la iglesia. Esto último es sumamente importante entender. Pues desde el punto de vista de la guerra espiritual, esto tiene el potencial de hacer que la vida de la iglesia se complique bastante cuando los creyentes dan lugar al diablo en sus vidas (Ef. 4:27). Porque, el propósito de Satanás no es solamente hacer miserable la vida del creyente como consecuencia de su propio pecado. Sino que también él querrá usar ese pecado para hacer también —si le fuera posible— miserable la vida de la iglesia.

Y ésta es precisamente la estrategia usada por Satanás para lograr acceso indirecto en la iglesia, que de otro modo directamente no tiene. Él usa la naturaleza carnal pecaminosa del creyente no sólo para causarle conflictos personales, sino también por ése medio, causar conflictos en la iglesia.

La carne es el enemigo interno del Cristiano. Ataca desde adentro y tiene acceso e influencia directa sobre los pensamientos, sentimientos y voluntad de la persona. ¿Cómo ataca desde dentro? A través de la propia concupiscencia carnal pecaminosa del creyente, la cual puede llevarlo a pecar.

¿Existen creyentes que no han nacido de nuevo?

El nuevo nacimiento es un tema de por sí extenso y complejo que amerita su propio estudio aparte. Sin embargo, debido a que éste es crucial para el resultado de la lucha espiritual, vamos a mencionar a continuación de forma resumida algunos argumentos relevantes.

La palabra "creyente" se usa para designar a cualquier persona que cree en Dios, pero contrariamente a lo que algunos piensan, un creyente —en el sentido estricto de ese término— no es alguien necesariamente salvo. A menos por supuesto que haya confesado sus pecados, puesto su fe en Cristo y haya recibido al Espíritu Santo. Pero en la realidad no todos los creyentes han experimentado verdaderamente el nuevo nacimiento y recibido al Espíritu Santo. En la Biblia encontramos muchos pasajes que afirman la posibilidad de que una persona crea sin haber sido realmente regenerada.

"Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan." Santiago 2:19

 "Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios." Juan 3:3

"22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad." Mateo 7:22–23

Poco después del milagro de la alimentación de los cinco mil, muchos de los discípulos de Jesús le dejaron cuando Jesús les confrontó en el sentido de que ellos le seguían solo porque les interesaba recibir cosas materiales y no porque buscaban el perdón de sus pecados y la vida eterna.

"66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna." Juan 6:66–68

Por otra parte, Pablo profetizó que muchos creyentes apostarían de la fe. La apostasía sólo es posible en aquellos creyentes que no tienen al Espíritu Santo morando dentro suyo. Pues no es posible que una persona que ha sido sellada por el Espíritu Santo sea engañada por los demonios, al menos no al punto de negar la fe.

"Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;" 1 Timoteo 4:1

Por otra parte, la Parábola del Sembrador (Mt. 13:3–9) nos muestra también cómo es que algunos empiezan creyendo, pero por diversos motivos no cruzan realmente la puerta de la salvación y terminan finalmente alejándose del camino de la vida. Ésta es la explicación que hizo el Señor Jesús acerca de esa parábola:

"19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.20 Y el que fue sembrado en pedregales, este es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.22 El que fue sembrado entre espinos, este es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno." Mateo 13:19–23

En este pasaje el Señor Jesús describe cuatro tipos básicos de reacciones a la predicación del evangelio:

a) Unos oyen la palabra del reino (el evangelio) y no la entienden,
b) Otros oyen y la reciben con gozo, pero la Palabra no se enraíza en ellos, y tropiezan por causa de las aflicciones y persecuciones.
c) Otros oyen, pero la Palabra es ahogada por el engaño de los afanes y las riquezas del mundo,
d) Otros oyen y entienden y dan fruto abundante.

Estos cuatro tipos de reacciones podemos entonces clasificarlas de la siguiente manera:

a) Oyen el evangelio y no lo entienden No creyente
b) Oyen y lo reciben con gozo pero se apartan por las aflicciones y persecuciones. Creyente
c) Otros oyen, pero se apartan por el engaño de los afanes y las riquezas del mundo. Creyente
d) Otros oyen y entienden y dan fruto abundante. Creyente nacido de nuevo

¿Acaso esta clasificación no coincide con la realidad vista en la conducta de los creyentes? Creemos que sí.

Por lo tanto, siempre existirá la posibilidad de que en la iglesia hayan creyentes que no han nacido de nuevo. Entender esto es crucial porque la victoria en la guerra espiritual empieza siempre con el nuevo nacimiento y la presencia del Espíritu Santo morando en la persona. Una persona que no ha sido regenerada por el Espíritu Santo no puede tener victoria en la guerra espiritual y está completamente a merced del enemigo.

Errores fundamentales en la guerra espiritual

Ignorar a la carne

Cuando se habla de guerra espiritual existe a veces la tendencia a atribuir todo conflicto en la vida del creyente a la obra de los demonios. Por ejemplo enfermedades, problemas financieros, problemas mentales —ansiedad, estrés, preocupación— crisis sentimentales, etc. Así como problemas personales, familiares y también problemas en la iglesia. Si bien es cierto que Satanás y sus demonios son capaces de causar este tipo de conflictos —y a veces lo hacen— no es correcto asumir que todos los conflictos en nuestra vida ocurren necesariamente por la intervención directa de Satanás y sus demonios. Pues muchas veces —más de las que queramos reconocer— los conflictos espirituales que enfrentamos se originan en la concupiscencia pecaminosa de nuestra propia naturaleza carnal.

Entonces, un error fundamental en la guerra espiritual es ver solamente a Satanás como enemigo e ignorar casi completamente a nuestra carne pecaminosa como adversario igualmente importante. Pues la carne —al igual que Satanás— es también un adversario constante en nuestra lucha. E ignorarla a veces nos lleva a ignorar nuestra propia responsabilidad y minimizar nuestra culpa, en el sentido de que podemos vernos tentados a culpar a Satanás de nuestros pecados mientras nos eximimos de toda culpa. En el creyente, no todas las tentaciones son externas y vienen del diablo. Algunas tentaciones son internas y vienen de su propia carne.

"14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte." Santiago 1:14-15

"12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia." Romanos 6:12-13

"4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;" 2 Pedro 1:4

Es interesante notar por ejemplo que el pasaje anterior de 2 Pedro 1:4 responsabiliza a la concupiscencia pecaminosa humana de la corrupción que hay en el mundo. Quizás refiriéndose indirectamente a esa primera concupiscencia pecaminosa en la mente de Eva y Adán, la cual ocasionó la caída del hombre en el jardín del Edén. Pero con toda seguridad se refiere también a la concupiscencia pecaminosa de todos nosotros los seres humanos —descendientes de Adán y Eva— con la que alimentamos todavía hoy en día la corrupción que hay en el mundo.

La naturaleza del poder de Satanás y de la carne

Otro error fundamental del creyente en la guerra espiritual es no entender a cabalidad la naturaleza del poder de Satanás y de la carne. Tampoco entender cabalmente la naturaleza y el poder de las armas que Dios nos ha dado para luchar contra estos enemigos.

"3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas," 2 Corintios 10:3-4

"porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." Romanos 8:13

Entonces para derrotar a nuestros enemigos es necesario usar el arma correcta. Pero para usar el arma correcta es necesario entender claramente la naturaleza del poder de nuestros enemigos. Es un completo error pretender luchar contra nuestros enemigos usando armas carnales, dependiendo más de habilidades, herramientas y conocimiento humano que de la Palabra, la oración y la obra del Espíritu Santo. ¿Por qué? Simplemente porque estas armas carnales no tienen ningún efecto y no hacen ninguna mella en contra de nuestros enemigos.

Consideremos por ejemplo que muchas iglesias que no tienen éxito en sus esfuerzos evangelísticos recurren a herramientas y estrategias humanas para tratar de arreglar el problema. Recurriendo al uso de estrategias de publicidad y marketing, sistemas de planificación y organización empresariales, actividades de espectáculo y entretenimiento, habilidades artísticas (música, teatro, danza, etc.), técnicas motivacionales de liderazgo, calidad y éxito, etc. Todo para tratar de hacer que el evangelismo sea realmente efectivo. Ignorando completamente la posibilidad de que sus esfuerzos evangelísticos no encuentran progreso, por ejemplo, debido a que existe pecado oculto dentro de la iglesia. Y cuando hay pecado oculto en la iglesia el Espíritu Santo no puede obrar. Y si el Espíritu Santo no obra, no contamos con su poder. Y si no contamos con su poder, no podemos hacer que el evangelio progrese. Luego es peor aún cuando tratamos de sustituir su poder con estrategias y habilidades humanas. Sin la obra del Espíritu Santo estamos a merced de Satanás y de la carne.

En otros casos, iglesias que no tienen éxito en sus esfuerzos de discipulado para mantener a los creyentes firmes en el camino del Señor, ven como única solución recurrir a estrategias "innovadoras" de discipulado. Bajo la premisa de que este mundo moderno requiere enfoques y estrategias también "modernas", lo cual es una falacia. Cuando en realidad, si el discipulado no prospera en la iglesia es probablemente debido a que se ha descuidado y menoscabado la enseñanza de la Palabra. La cual por cierto, es fundamental para el crecimiento espiritual que es al mismo tiempo meta principal del discipulado. Es cierto que siempre habrán creyentes que abandonen la fe, pero aquellos que se quedan deben hacerlo porque han sido genuinamente transformados por Cristo. Y esto sólo ocurrirá si han recibido un sólido fundamento doctrinal a través de una enseñanza seria y responsable de la Palabra. Pues la enseñanza sólida y responsable de la Palabra es el único fundamento real del discipulado.

El enemigo ya está vencido

Si bien es cierto que todavía quedan muchas batallas que pelear, la realidad es que no hay una guerra que ganar, porque la guerra contra Satanás y la carne ya fue ganada. Cristo la ganó por nosotros en la cruz del Calvario.

"y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz." Colosenses 2:15

"el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo," Colosenses 1:13

"Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna." Romanos 6:22

"37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro." Romanos 8:37–39

Con su muerte y resurrección Jesucristo venció al pecado y a la muerte para siempre. La culpa por nuestro pecado fue pagada y Satanás no tiene más de qué acusarnos delante de Dios. El poder que tenía contra nosotros le fue arrebatado y le fueron arrebatadas todas sus armas que usaba para tratar de destruirnos.

"9 Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte." Apocalipsis12:6–11

Satanás sabe que ha perdido la guerra, pero su intención es causar el mayor daño posible antes de ser echado al lago de fuego. La sentencia contra él ya ha sido promulgada por Dios y Cristo ya le asestó el golpe mortal en la cabeza. La serpiente antigua anda moribunda pero todavía quiere causar daño.

Cómo ganar nuestras batallas

Todavía tenemos que pelear contra la serpiente moribunda y esas batallas son difíciles sin duda. Pero si bien ella aún puede causar mucho daño, ya no nos puede matar si en verdad hemos nacido de nuevo y el Espíritu Santo mora en nosotros. En vista de todo lo mencionado hasta aquí, es necesario entender ciertos criterios fundamentales:

Primero

Hay que entender que hay una guerra espiritual que se desarrolla todos los días, la cual hacemos mal en ignorar. Por lo tanto es menester que el creyente asuma  decididamente la mentalidad y la conducta del soldado. No se puede vivir la vida cristiana con ese enfoque erróneo de que la vida en Cristo en esta tierra es más parecida a un "parque de diversiones" que a un campo de batalla. Esta noción no es Bíblica en lo más mínimo. Éste es el motivo por el cual muchos creyentes e iglesias pierden sus batallas contra el enemigo. Y es también un motivo de peso por el cual el evangelio no es predicado eficazmente. Tampoco está bien no enseñar esta gran verdad a los nuevos creyentes, bajo el pretexto de no "desanimarlos", sino que por el contrario hay que ir preparándolos para la vida Cristiana real. Subestimar su capacidad de lucha sólo porque son nuevos, es finalmente subestimar la obra poderosa que el Espíritu Santo hace en cada creyente.

"3 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. 4 Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado." 2 Timoteo 2:3-4

Segundo

Hay que ponerse la armadura de Dios y entrenarse para la batalla. Y hay que hacerlo ya mismo porque futuras batallas son inminentes y sorpresivas.

"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes." Efesios 6:13

"Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;" 1 Pedro 5:8

Hay que vestirse de la armadura de Dios (Ef. 6:11-13) para estar firmes contra las asechanzas del diablo. Solo la armadura de Dios nos permitirá resistir en el día malo y estar firmes.

Ésta no es "nuestra mejor vida ahora" como lo pregonan algunos falsos maestros. No es Bíblico. Nos esperan días de lucha y sufrimiento. El enemigo está siempre rondando cerca de nosotros y debemos estar alertas. No estamos exentos de sufrir sus ataques, pero tenemos una armadura poderosa para hacerle frente. Cristo ya ganó la guerra por nosotros, es menester resistir en nuestras posiciones y predicar el evangelio hasta que el tiempo decretado por Dios se cumpla y Satanás sea echado para siempre en el lago de fuego.

Tenemos también una lucha interna constante contra la concupiscencia pecaminosa en nuestra mente que viene de nuestra propia naturaleza carnal pecaminosa. Mientras vivamos en este cuerpo corrompido esa naturaleza pecaminosa nos empujará vehementemente y sin descanso hacia el pecado. Es una lucha interna que debemos también asumir con valentía y decisión. Si le atribuimos a Satanás todo aquello de lo cual nuestra propia concupiscencia carnal es responsable, hacemos mal y estamos siendo sigilosamente engañados por nuestra carne. La carne es muy hábil para engañarnos.

"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?" Jeremías 17:9

Después de que un creyente nuevo es salvo, debe empezar inmediatamente su proceso de entrenamiento (discipulado). No perdamos el tiempo tratando de brindar entretenimiento y distracción a los nuevos convertidos "para que no se vayan" de la iglesia. La Palabra poderosa de Dios es lo único que puede hacer permanecer verdaderamente a un creyente en el camino de Dios. Hay mucho que aprender, mucho que entrenar y el tiempo apremia. El discipulado es fundamentalmente enseñanza de la Palabra. Distraer a la iglesia con diversión y entretenimiento no es lo que el Espíritu Santo quiere, es lo que el enemigo quiere. Si bien, la diversión y la distracción no son inherentemente malas y tienen su lugar en la vida del creyente si se las ubica en el orden de prioridad correcto. Sin embargo no son las herramientas correctas para tratar de mantener a los creyentes en el camino de la fe.

Tercero

Si no se ejecuta primeramente una estrategia defensiva apropiada para cuidar nuestro propio territorio, que implique un discipulado Bíblico para fortalecer a la iglesia y cuidar las almas ya ganadas, es más difícil realizar exitosamente una estrategia ofensiva para avanzar en territorio enemigo con la evangelización. Para alcanzar a los que están fuera de la iglesia y ganar nuevas almas.

Es cierto que debemos evangelizar ya, ahora mismo. Nadie lo niega:

"¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega." Juan 4:35

Pero salir a evangelizar sin estar debidamente fortalecidos y fundamentados en la Palabra y la oración, es como salir a pelear la guerra sin espada y sin armadura. Toda vez que la iglesia sale a evangelizar, Satanás quiere literalmente APLASTAR a la iglesia. Por eso es también que los conflictos y las luchas internas en la iglesia se intensifican. No nos equivoquemos, la forma más eficaz que Satanás tiene para detener al evangelio es a través de los conflictos y la división doctrinal, y a través del pecado dentro de la iglesia. En cierto sentido, salir a predicar no es realmente la parte más difícil de la gran comisión. Lo más difícil viene después, cuando tenemos que enfrentar las feroces represalias de Satanás. Salimos a predicar un sólo día y las represalias de Satanás duran todo el año. Por ello, el proceso de fortalecimiento y crecimiento espiritual de la iglesia es tan importante.

No todos los que hacen "la oración del pecador" son realmente salvos. Pues algunos la hacen sin entender realmente lo que implica el arrepentimiento. Algunos la hacen sólo porque esperan bendición material y sanidad de Dios, no porque hay una convicción real de pecado golpeando sus conciencias. Pero es un buen comienzo, porque la semilla ha sido sembrada en ellos y sólo queda esperar y ver si con el tiempo da fruto o no. Entre tanto, Satanás nunca renunciará fácilmente a ellos y multiplicará sus esfuerzos para tratar de que se aparten del camino hacia la salvación —recordemos la parábola del sembrador. Y es por eso que el crecimiento y fortalecimiento espiritual a través de la sólida enseñanza doctrinal en la iglesia es importante. De otro modo, jamás tendremos las herramientas adecuadas para afirmar en el camino del Señor a esos nuevos creyentes.

Finalmente entonces, el discipulado como instrucción sólida en la Palabra junto con la oración son imprescindible para mantener firme a la iglesia. Pues al hacer discipulado mediante una enseñanza sólida y responsable de la Palabra, indirectamente estamos asegurando el éxito de la tarea evangelística. Además, ¿no es cierto que en muchos casos un alto porcentaje de nuevos convertidos tarde o temprano abandonan la iglesia? La causa es en gran parte la falta de ese discipulado apropiado. Uno que no menoscabe la enseñanza sólida de la Palabra.

-------

Este material está en constante revisión y complementación.

Versión 0.1 (29-06-24)