Crecimiento espiritual individual en el discipulado
Raúl Alvarez Torrico
Resumen
En este estudio discutiremos por qué la formación espiritual individual es un componente importante del discipulado en la iglesia. Empezaremos explicando brevemente cual es el propósito principal del discipulado y el crecimiento espiritual. También hablaremos acerca de las etapas del crecimiento espiritual y qué es lo que cada creyente nuevo debe hacer para cruzar el puente hacia a la madurez, tal cual es la voluntad de Dios para cada uno de sus hijos.
Propósito principal del discipulado
Por una parte, el discipulado es sumamente importante para el liderazgo y el ministerio. Por ejemplo, no es posible tener buenos líderes en la iglesia si los potenciales candidatos no han sido primeramente discipulados de forma adecuada. Tampoco es posible tener ministerios sólidos en la iglesia si los miembros de dichos ministerios no son adecuadamente discipulados. Sin embargo, el propósito principal del discipulado no es la capacitación para el liderazgo y para el ministerio, sino más bien la profundización de la comunión del creyente con Dios a través de su crecimiento espiritual. Y esto último se hace evidente en aquel fruto que es el verdadero sello del discípulo de Cristo: La obediencia.
Entonces, la formación o crecimiento espiritual de cada creyente es un componente importante del discipulado en la iglesia.
¿Cuál es la meta del crecimiento espiritual?
De la misma manera, la meta del crecimiento espiritual no es principalmente la preparación para el liderazgo y el ministerio. Aunque sin duda alguna, el crecimiento espiritual es un requisito infaltable para ambas cosas. Sino que la meta principal del crecimiento espiritual es llegar a ser como Cristo.
"11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;" Efesios 4:11–13
¿Entonces puede uno desarrollar el liderazgo y el ministerio sin tener crecimiento espiritual? Es posible, pero no es lo apropiado. De hecho, algunos incluso desarrollarán liderazgo y ministerio sin ser realmente salvos.
"21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad." Mateo 7:21–23
Etapas del crecimiento espiritual
La Biblia menciona de manera directa solamente dos etapas del crecimiento espiritual:
- Cuando el creyente es niño.
- Cuando el creyente es maduro.
"Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño." 1 Corintios 13:11
Por supuesto que esto no implica que no hayan etapas intermedias. En el mundo antiguo aparentemente no se hacía mucho énfasis en las etapas intermedias del crecimiento y la madurez como se lo hace ahora. Hoy en día —por la influencia de la psicología y la ciencia moderna— nos hemos acostumbrado a dividir el crecimiento y la madurez de las personas en varias etapas, como ser: bebé, niño, adolescente, joven, joven adulto, adulto, adulto mayor, anciano, etc. Sin embargo en la Biblia, generalmente encontramos menos distinciones: niño, joven, adulto y anciano. Y hablando específicamente de la madurez espiritual, las etapas significativas mencionadas son la niñez y la adultez. Eso es lo que se refleja precisamente en 1 Corintios 13:11 y Hebreos 5:12–14.
"12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.13 Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;14 pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal." Hebreos 5:12–14
Entonces según Hebreos, hay dos etapas claras en el crecimiento espiritual:
La niñez espiritual
A esta etapa pertenecen todos los creyentes que son nuevos en la fe. Es importante notar que éste no es un termino despreciativo. La Biblia nos dice que los creyentes en esta etapa se caracterizan por necesitar la "leche espiritual", la cual está constituida por los rudimentos de la Palabra. Están en esta etapa aquellos nuevos creyentes que todavía necesitan entender los rudimentos de la Palabra. Es decir, las doctrinas básicas. Sin embargo, lamentablemente en la realidad existen también creyentes que siendo ya antiguos y debiendo ser ya maduros, todavía están estancados en esta etapa. Para ellos Hebreos dirige también una exhortación especial:
"Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido." Hebreos 5:12
La madurez espiritual
"Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, 2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno." Hebreos 6:1–2
A esta etapa pertenecen aquellos creyentes que han dejado de ser niños espirituales. Estos creyentes se caracterizan por haber alcanzado la madurez y consumen alimento espiritual sólido. Además tienen la capacidad de discernir el bien y el mal porque están ejercitando constantemente su discernimiento. Dicho de otro modo, tienen la capacidad de discernir falsas doctrinas, lo cual es sumamente importante para un creyente maduro. Un creyente maduro no necesita ser cuidado por otros para que no caiga en los engaños de las falsas doctrinas porque él mismo las discierne y las puede evitar. En cambio un creyente nuevo, por su inexperiencia y su falta de madurez, necesita de otros para ver y esquivar el peligro. Y ése es precisamente el trabajo de pastores y líderes. Por otra parte, el creyente maduro es aquel que está capacitado para enseñar a otros. Al menos éso es lo que implica Hebreos cuando dice de los creyentes antiguos: "debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo". Un maestro es obviamente aquel que está preparado para enseñar.
Por eso es también necesaria la madurez espiritual para el liderazgo y el ministerio. Porque según lo advirtieron el Señor Jesús, Pablo, Pedro y Judas, una de las armas más poderosas que Satanás usará para tratar de destruir a la iglesia son las falsas doctrinas. Aquellas enseñanzas engañosas que en apariencia son correctas, pero que en realidad no lo son. Éstas solamente pueden ser desenmascaradas con un profundo conocimiento de la Palabra y un discernimiento muy bien ejercitado.
Finalmente también, los creyentes maduros son aquellos que han alcanzado una comunión íntima con Dios y una vida en el temor de Dios.
Entonces según Hebreos los creyentes miembros de una iglesia se pueden dividir básicamente en dos grupos:
- Aquellos que son todavía niños y necesitan de la leche espiritual. Estos creyente son nuevos en la fe y no están aún bien cimentados en la sana doctrina, por lo tanto necesitan del cuidado de pastores y líderes para ayudarles a identificar y huir de las falsas doctrinas.
- Aquellos que son maduros y ya son capaces de consumir alimento sólido. Éstos creyentes tiene mucha experiencia en el camino de la fe, están bien cimentados en la sana doctrina y son capaces de identificar y evitar las falsas doctrinas con poca o ninguna ayuda de otros. Más aún, están capacitados para el liderazgo y para ayudar a los nuevos creyentes en el camino de su crecimiento espiritual hacia la madurez.
Discipulado es crecimiento espiritual individual
En el discipulado el crecimiento espiritual individual de cada creyente es esencial. La meta del discipulado —y del crecimiento espiritual individual— es que cada creyente llegue a la madurez en el sentido en el que Hebreos 5:12–14 lo describe.
¿Qué debe hacer entonces un creyente para lograr su crecimiento espiritual?
¿Qué es lo que diferencia a un creyente maduro de uno que todavía es niño? ¿Qué debe hacer un creyente inmaduro para cruzar el puente hacia la madurez?
Lo que debe hacer es practicar las disciplinas espirituales. Empezando por el estudio de la Palabra y la oración.
Conclusión
En conclusión, el camino hacia la madurez espiritual no es ningún secreto. Es tan simple como practicar estas disciplinas espirituales mencionadas, junto con otra también importantes como el ayuno. Sin embargo, tan simple como es en teoría, en la práctica es muy difícil de hacer para la mayoría porque requiere un alto grado de compromiso y disciplina. No en vano las conocemos como "disciplinas" espirituales.
En la siguiente parte de este tema de estudio hablaremos acerca de cómo iniciarnos en la práctica del estudio de la Palabra como disciplina espiritual. Luego en una parte siguiente hablaremos también acerca de la oración.
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Este material está en constante revisión y complementación.
Versión 0.1 (05-07-24)